Perfectamente se puede dar que en fechas como el 21 de mayo, cuando se conmemora el día de las Glorias Navales y recordamos a nuestros máximos héroes nacionales, nos preguntemos algo tan simple como ¿para qué sirve la Marina? Una respuesta instintiva de una gran mayoría de nosotros sería “para defender a nuestro país”, respuesta que, en rigor, es correcta pero incompleta. Esta columna pretende presentar a los chilenos una respuesta al por qué necesitamos una Marina.
Para comenzar, quizás sería bueno recordar algo de nuestra historia y contestar inicialmente, ¿para qué ha servido a Chile poseer una Marina?
Hemos sido, desde nuestros inicios como nación, fundamentales contribuyentes para el proceso de Independencia, estableciendo y defendiendo nuestra integridad territorial, protegiendo nuestras fronteras, tanto marítimas como terrestres. Fuimos actores determinantes en la Toma del Estrecho de Magallanes; en ganar la Guerra del Pacífico, lo que no se habría logrado sin antes conquistar el control del Pacífico sur oriental; en la incorporación de la Isla de Pascua en 1888; en llegar a la Antártica en 1948 y en el establecimiento de Puerto Williams en 1953, con lo que se consolidó nuestra presencia en la Patagonia. En resumen, estas contribuciones nos permiten hoy ser un país tricontinental y gozar de riquezas que efectivamente han sido la base de nuestro desarrollo actual.
Lo anterior es historia, pero ahora lo importante es saber ¿qué se espera de la Marina hoy? Tanto ayer como hoy, la Marina contribuye a la prosperidad y desarrollo de Chile. Lo cumplimos protegiendo nuestra integridad territorial, conectando a nuestras posesiones insulares con el resto del país, y apoyamos, junto a las otras ramas de las FF.AA., a la comunidad ante situaciones de catástrofe. Resguardamos al país de los delitos que se producen en los océanos, permitimos una segura operación de nuestros puertos y lagos, y protegemos la vida humana en el mar. Cooperamos a la comunidad científica nacional e internacional con investigación en nuestras aguas y en la Antártica, en la cual llevamos más de siete décadas y que luego apoyaremos en mejor forma con el buque antártico que está construyendo Asmar.
Protegemos nuestros intereses marítimos donde quiera estos se encuentren. El 95% del comercio internacional de Chile se mueve por mar, y después de EE.UU. y China, somos, en tráfico internacional, el tercer usuario del Canal de Panamá, y nuestras exportaciones a los países del Asia-Pacífico superan el 70% del total nacional. Es decir, nuestro desarrollo depende del comercio marítimo. Para un comercio vigoroso con el resto del mundo, no es suficiente tener tratados de libre comercio con países o alianzas económicas; es necesario, además, tener rutas de navegación libres y seguras, y para ello, contribuimos junto a marinas de países amigos a que siga siendo así.
Si a las anteriores labores sumamos el resguardo y protección de una Zona Económica Exclusiva de cerca de 3,5 millones de km{+2} y el compromiso de atender una Zona de Búsqueda y Rescate Marítimo de 26 millones de kilómetros cuadrados que cubre buena parte del Pacífico Sur, donde efectivamente ya hemos llevado a cabo rescates con buques y aeronaves de nuestra Armada, podemos ver que nuestras labores son muchas, muy variadas y permanentes. La Marina es 24/7.
El sentido de propósito que tiene el cumplimiento de nuestras distintas áreas de misión permite que no solo nuestros cerca de 25 mil hombres y mujeres tengan una razón y motivación clara sobre la importancia que reviste para Chile contar con una Armada eficiente y efectiva que contribuya al desarrollo y prosperidad de nuestra nación, sino que para el país entero. Como producto final, entregamos al servicio de la Patria disuasión. Esta permite prevenir una guerra y entregar protección para salvaguardar nuestros intereses marítimos donde sea que estén ubicados.
Nos sentimos orgullosos de nuestro pasado, que ha sido marcado por marinos ilustres y heroicos, y estamos decididos a enfrentar los desafíos futuros de mantener una Armada bien equipada y entrenada, permitiendo a Chile seguir comerciando con el mundo y disfrutando responsablemente de los recursos que nuestro mar nos provee, y siendo una nación independiente, soberana, respetada, próspera y desarrollada. Como marinos, estamos convencidos de que el porvenir de Chile está en el mar… ¡Chile es mar!
Julio Leiva Molina
Almirante
Comandante en Jefe de la Armada