Al menos dos cazas F/A-18 Super Hornet ingresaron este martes al espacio aéreo de Venezuela al norte del estado petrolero del Zulia.
La trayectoria de las aeronaves fue rastreada en tiempo real mediante la plataforma digital FlightRadar24, donde fueron observados acercándose al Lago de Maracaibo desde el interior del Golfo de Venezuela. Estas maniobras aeronáuticas aumentan la tensión en una región donde la actividad militar de Estados Unidos se ha intensificado durante los últimos días, focalizando la atención internacional sobre la frontera norte venezolana.
Ya el pasado domingo, sistemas internacionales de monitoreo también reportaron el paso de dos Super Hornet estadounidenses cerca del territorio venezolano, según información publicada por FlightRadar24, habiendo sobrevolado la zona adyacente a Curazao y la franja marítima frente al estado venezolano de Falcón. El despliegue coincidió con el reposicionamiento del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe.
La presencia del grupo de ataque se enmarca en la ofensiva ordenada por el gobierno estadounidense para ejercer presión sobre las “redes criminales que operan en el hemisferio”.
La denominada Operación Lanza del Sur, impulsada desde la administración de Donald Trump, concentra recursos navales, aéreos y de inteligencia para rastrear movimientos asociados al narcotráfico y otras estructuras regionales. Declaraciones del Departamento de Defensa recogidas en documentos oficiales explican que el uso conjunto de aeronaves tripuladas y plataformas de observación resulta imprescindible para cubrir una zona donde convergen rutas marítimas y aéreas consideradas de alto interés estratégico.
El retorno del USS Gerald R. Ford al Caribe representa, en palabras de la Marina estadounidense citadas en los comunicados, la reinstalación de un punto de apoyo logístico y militar para el desarrollo de patrullas continuadas. El grupo integrado por el portaaviones suma destructores, fragatas —todos con capacidad de operar en misiones mixtas de defensa y vigilancia— y unidades aéreas equipadas para distintos escenarios de conflicto. Voceros oficiales de la US Navy han afirmado que la finalidad de estos despliegues es reforzar la “seguridad marítima” y coordinar acciones con gobiernos aliados en el hemisferio.
Washington no ha detallado los plazos de sus maniobras en el Caribe y frente a Venezuela, pero el Pentágono asegura que la operación en curso prevé la continuidad de misiones aéreas y navales para cumplir los objetivos definidos en materia de seguridad y control regional. La reciente sucesión de sobrevuelos y desplazamientos de recursos estratégicos evidencia una escalada en la presencia militar norteamericana en torno al litoral venezolano y el arco caribeño.
Aumenta la seguridad en torno a Maduro
En este contexto, el régimen de Nicolás Maduro ha reforzado la seguridad y limitado sus apariciones públicas, pero pese a la presión estadounidense, su círculo íntimo no parece mostrar señales de colapso inminente.
“Quieren ver hasta dónde llegará Trump”, dicen fuentes internas venezolanas, las que han constatado que en los últimos meses Maduro viaja con un equipo de seguridad cada más numeroso y recientemente canceló una entrevista con un medio occidental después de insistir en que se realizara en un espacio público, temiendo que pudiera ser utilizada como una trampa, según la persona que se reunió con él recientemente.
“Hemos vivido 22 semanas de terrorismo psicológico, que nos ha puesto a prueba”, dijo en un mitin en Caracas la semana pasada. Altavoces amplificaban sus palabras con una base techno: “¡No a la guerra, sí a la paz!” Él bailó. Estos eventos, siempre sin previo aviso, son ahora las únicas apariciones públicas que realiza. Está rodeado de simpatizantes.







