La temporada de celebraciones de fin de año no siempre trae alegría. Para miles de personas en recuperación de adicciones, esta época se convierte en uno de los meses más riesgosos del calendario: el peligro de recaídas puede llegar a duplicarse debido al aumento del consumo social, el estrés y la presión del entorno.
De acuerdo con el último informe del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), las principales sustancias que motivan ingresos a tratamiento en Chile son el alcohol (35,6 %), seguido por la cocaína (30,2 %) y la pasta base (21,8 %). Una población que enfrenta un desafío mayor cuando las invitaciones a celebrar se vuelven prácticamente inevitables.
“La activación social y emocional propia de estas fechas genera un estado de aceleración que aumenta la vulnerabilidad de las personas en recuperación. Es importante que quienes saben que tienen un problema con el consumo se preparen y no enfrenten las celebraciones en soledad. Familiares y amigos pueden ser un salvavidas emocional en estas fechas y ayudar a evitar una crisis”, señala la psiquiatra María José Arroyo, especialista de NeuroReset, centro especializado en Estimulación Magnética Transcraneal (TMS) ubicado en Santiago y Antofagasta. Esta técnica aplicada con buenos resultados en miles de pacientes en el mundo —explica la Dra. Arroyo— ayuda a regular los circuitos cerebrales de recompensa, facilitando el autocontrol y reduciendo las recaídas.
El cerebro en terreno peligroso
La adicción es una enfermedad crónica que afecta la dopamina, la motivación y la toma de decisiones. Aunque una persona esté en tratamiento, su cerebro continúa reajustándose durante meses o años. A esto se suman factores potenciados en estas fechas: nostalgia, ansiedad social y la presión de brindar con “solo una copa”.
Las recaídas suelen vincularse a la mayor disponibilidad de alcohol o drogas, el acceso a dinero y el contacto con antiguas amistades ligadas al consumo. “Y en diciembre, todos esos elementos se multiplican”, advierten distintos especialistas.
Signos de alerta
Los síntomas iniciales pueden aparecer incluso antes de la celebración y los cercanos al paciente pueden detectarlos fácilmente. Algunos son:
- Irritabilidad o aislamiento
- Cambios en el sueño o estado de ánimo
- Disminución del contacto social
- Pensamientos de justificación como “solo por esta vez”
Detectarlos a tiempo permite activar redes de apoyo antes de que comiencen las celebraciones, aseguran los expertos.
El rol de la familia
El acompañamiento es un factor protector clave. Entre las recomendaciones más efectivas se encuentran:
- Evitar alcohol visible y no consumir frente a la persona
- Controlar acceso a dinero
- Limitar encuentros con amistades asociadas al consumo
- Mantener actividades alternativas: caminata, deporte, cine, juegos
- Recordar los avances y metas del tratamiento si es que lo está recibiendo.
Visualizar un comienzo de año sobrio puede reforzar la motivación. Porque mientras muchos celebran sin mirar atrás, para otros el verdadero logro está en llegar a enero sin haber retrocedido.










