Ciertamente que Argentina es el vecino que no podemos cambiar y que hay que tener a raya porque es como esos vecinos patudos que piden una mano y se toman el cuerpo completo, es de esos vecinos matones de barrio y que no respeta su palabra o mejor dicho no tiene palabra ya que lo que escribe con la mano lo borra con el codo y no respeta el derecho internacional.
Pero hay quienes que cándidamente creen que Milei es confiable, cuando es un antichileno de tomo y lomo y no va a trepidar en golpear la mesa a Chile cuando ya este en condiciones militares para hacerlo.
Pero Susana Jiménez, presidenta de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), (un verdadero partido político sin serlo en lo formal) se refirió al reciente viaje que hizo el Presidente Electo a Buenos Aires.
Jimenez asegura que Argentina «es un tremendo socio y vecino nuestro, que durante muchos años perdió oportunidades producto de malas políticas públicas».
La líder de la CPC solo cree que el «Dios Mercado» soluciona todo y que el Estado es prácticamente un demonio y dice que la clave es «volver a hacer medidas más promercado, de generar incentivos a la inversión y atracción de inversiones, genera un ambiente de mucha oportunidad que, sin lugar a dudas, para nosotros también es importante que eso suceda y es beneficioso».
Pro mano de obra barata y no la chilena
Lo que Jiménez parece no entender es que en Chile no hay industria, no hay producción propia relevante y todo lo que es emprendimiento en su gran mayoría es reventa de chaquiras chinas y otras porquerias de bajo costo producidas en muchos países.
Antes que pensar en vecinos (con industria fuerte) se debe potenciar la propia y terminar con ser empresariado de la importación de todo y mandar a hacer todo a China, India u potro país donde la mano de otra (incluida la de niños) es barata.
Jimenez parece no haberse dado cuenta o no tomo nota del nuevo orden mundial y como los países que no producen lo propio se transforman en meras colonia de los imperios productivos (China, EEUU, India), por eso es un error estratégico pensar que con Argentina se pueden lograr cosas buenas, cuando hay temas limítrofes pendientes, reclamaciones territoriales y un rearme a toda velocidad.










