Cansancio persistente, baja energía, dolores musculares, alteraciones del sueño y dificultad para concentrarse son algunos de los síntomas físicos que muchas personas experimentan al término del año. Estas señales dan cuenta de un desgaste acumulado, asociado a meses de exigencias laborales, académicas y domésticas que impactan directamente en la salud física y mental.
Así lo explica la Dra. Daniela Gómez, psicóloga, investigadora y académica de la Universidad de La Frontera, quien advierte que este tipo de malestar no debe normalizarse. “Al finalizar el año, el cuerpo suele manifestar el cansancio acumulado a través de síntomas físicos y emocionales. La fatiga constante, los problemas de sueño, la tensión corporal o la irritabilidad son señales de alerta que indican la necesidad de hacer ajustes y reforzar el autocuidado”, señala.
Según la especialista, ignorar estas señales puede prolongar el agotamiento e incluso arrastrarlo hacia el inicio del año siguiente, afectando el bienestar general y la capacidad de enfrentar nuevas demandas. Por ello, recomienda implementar conductas concretas que permitan reducir la sobrecarga propia de esta etapa.
1. Cuidar la calidad del sueño y el descanso.
Dormir bien es fundamental para la recuperación física y mental. Se recomienda evitar el uso de pantallas antes de acostarse, privilegiar actividades como la lectura, ejercicios de relajación o una ducha tibia, y evitar comidas muy tardías. Además, es importante resguardar la cantidad de horas de sueño, idealmente entre 6 y 8 horas diarias.
2. Destinar tiempo a actividades de ocio.
Incorporar espacios para actividades placenteras —como ver una película o serie, leer, realizar jardinería, dibujar, pintar, practicar algún deporte o manualidades— no solo genera bienestar inmediato, sino que también estimula el cerebro y contribuye a una mejor salud cognitiva.
3. Mantener actividad física regular.
La actividad física es una conducta clave de autocuidado. Permite mejorar la salud cardiovascular, preservar la masa muscular y apoyar el funcionamiento cerebral. En el corto plazo, ayuda a reducir el estrés, mejora el ánimo, aumenta la energía y fortalece la autoestima, al reconocer que se está realizando una acción concreta en favor de la salud.
4. Planificar y organizar las tareas.
Una recomendación transversal es mejorar la capacidad de planificación. Identificar las tareas laborales, domésticas y académicas, priorizarlas según su urgencia y asignar tiempos específicos en la agenda reduce la carga mental. “Cuando las tareas solo se mantienen en la mente y no se organizan, la sensación de sobrecarga se mantiene y afecta la salud. Planificar permite disminuir la percepción de cansancio y aumentar la sensación de control”, explica la Dra. Gómez.
Finalmente, la especialista enfatiza que escuchar las señales del cuerpo y ajustar las rutinas a tiempo es clave para cerrar el año de manera más saludable y prevenir un agotamiento prolongado. “El autocuidado no es un lujo, sino una necesidad para sostener el bienestar físico y mental, especialmente en periodos de alta demanda como el cierre de año”, concluye.










