El mundo en estos momentos es un desorden sin ningún rumbo.

Tenemos una cantidad de conflictos abiertos impresionantes y una disputa entre dos potencias como EEUU y China en la parte económica y tecnológica, que amenaza también extenderse a varios otros ámbitos.

La ONU (Organización de Naciones Unidas) creada a fines de la 2da guerra Mundial está cada vez más desprestigiada y es incapaz de resolver los conflictos, dado que los países están más enfocados en socavar el derecho internacional que cumplirlo.

Chile no está ajeno a esta realidad. Somos parte de este mundo, vivimos en este caos y además actualmente está postulando la expresidenta Michelle Bachelet al cargo de secretario general de Naciones Unidas. Sin duda un puesto muy desafiante, en un momento muy delicado del mundo que requiere de una estrategia muy clara consistente para ganar.

El único latinoamericano que ha ejercido el cargo de secretario general de la ONU ha sido el peruano Javier Pérez de Cuéllar. Si bien es indudable que como persona el tenía méritos para el cargo, es evidente que el cargo se le otorga al país, y más por las razones por las que fue elegido.

La elección de Pérez de Cuéllar se realizó en 1981, en plena Guerra Fría. En esa época al embajador de la Unión Soviética en la ONU se le conocía como el Mr NYET, dado que se oponía a todo. Eran muy pocos los países en el continente americano que tenían contacto con la URSS y que no estaban enemistados con EEUU como Cuba. Y en esa categoría caía Perú, que había comprado tanques T-55 a la Unión Soviética durante la década del 70 para invadir Chile.

Este gesto de amistad con la URSS permitió que un peruano llegara a la secretaria general de la ONU.

Como se ve el mérito propio si bien importa, es el contexto, pragmatismo y realismo del minuto el que genera una postulación exitosa, que se va a basar en consideraciones bastante más mundanas que lo que nos gustaría pensar. Y evidentemente todo se basa en un juego de poder donde se va a tener que complacer a las 5 potencias con derecho a veto: China, Rusia, Francia, Reino Unido y Estados Unidos.

Es un juego verdaderamente de alto perfil, donde definitivamente Chile está bien posicionado, gracias a la sólida institucionalidad que podemos exhibir al mundo. Es más, hasta nuestro “estallido social” es una fuente de capacidad de resiliencia y democracia, dado que se logró canalizar por vías democráticas un fuerte enfrentamiento del orden público y el malestar.

Pero acá viene lo preocupante. Si bien podemos decir que ambas convenciones fueron una demostración de democracia, lamentablemente los que manejaron ambas convenciones estaban más interesados en llevar a delante su agenda y espectáculo folclórico que pensar en soluciones de largo plazo para el bien del país.

Desafíos en el Sur Austral

Y adicionalmente tenemos un desafío enorme en el sur austral, dado que el Gobierno de las Islas Falklands ya dio su autorización al proyecto petrolero Sealion, que va a ser explotado por las empresas Rockhopper (35%, británica) y Navitas (65% israelí). Ya tomaron la decisión final de inversión, con lo cual ya cuentan con los dineros d ellos inversionistas y contratarían al buque FPSO (Floating Production Storage and Offloading, en español Unidad Flotante de Producción, Almacenamiento y Descarga) Aoka Mizu, que opera actualmente en el Mar del Norte. Entraría a dique en enero para entrar a operar en el campo Sealion en Julio.

Si bien Chile estableció relaciones diplomáticas con las Falklands hace 150 años, después de la visita del Gobernador Dublé Almeyda, en la corbeta Chacabuco, comandada por Óscar Viel, (el primer rompehielos construido en Sudamérica por ASMAR ostenta su nombre), Chile ha seguido la senda del folclore latinoamericano, tratando de socavar el derecho internacional en la cuestión de las islas Falkland, en vez de ser claros y solicitar a Argentina ir a la Corte Internacional de Justicia.

Ahora que Argentina también ha presentado un candidato a secretario general de la ONU, es el minuto de que resolver este tema de una vez por todas. Más encima el candidato argentino, cuando se le consulto por la resolución de la Asamblea General de la ONU 79/ 327, en que se le pedía a los candidatos cesar sus cargos actuales de la ONU para postular, el indicó que esta resolución es simplemente una “RECOMENDACIÓN”.

Y efectivamente tiene razón, dado que todas las resoluciones de la Asamblea General de la ONU NO son vinculantes, y Argentina el único argumento que esgrime por la causa Falklands/Malvinas es la resolución 2065 de hace 60 años.

¿Va a seguir siendo la ONU esa institución inútil incapaz de resolver conflictos y lugar en que año a año se demuestra como el folclore latinoamericano socava el derecho internacional?

¿O vamos a seguir fingiendo que el mundo sea mejor con una sonrisa de mujer?

¿Está Chile a la altura de tomar decisiones difíciles pero que hagan cumplir el derecho internacional?

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