Por: Gaspar Tagliati

Se enrostra a la candidata oficialista con frecuencia su militancia Comunista como un estigma leproso.

Se usa su adhesión política para generar desconfianza y peor aún infundir temor a los votantes indecisos, inclusive el diputado/candidato Kaiser la hace parte de un movimiento centenario el cual se atribuyen 100 millones de muertos (el libro negro del comunismo 1997) donde aparecen figuras principalmente determinantes como Stalin, Mao Zedong más las ocurridas en Camboya, Corea del Norte, Vietnam etc.

Chile se transformó en el primer socio latino americano con la República Popular de China Comunista hace 55 años -bajo Pinochet- cuando su primer ministro era Zhou Enlai y nadie perdón, NADIE cuestionó a la hora de los negocios desistir de tan buen aliado comercial.

La clase política gusta de empatar y como muestra el dato duro de las muertes al igual que su antagonista contando guerras, hambrunas, represiones etc. es el del Capitalismo se incluyen guerras civiles (solo España aporta un millón) desigualdades económicas, pobreza extrema, raciales, colonizaciones y esclavitud también que supera los 80 millones, ni tan lejana la década del 70’ y la intromisión norteamericana en prácticamente toda América instalando dictaduras sangrientas con cientos de miles de muertos y una práctica represiva sistemática en DDHH que hasta hoy polarizan fuertemente a sus pueblos.

8 cuerdas para un solo trompo

Hoy se presentan ocho postulantes al sillón de la moneda, cinco de ellos repitiendo ser candidatos varias veces bajo argumentos muy plausibles, pero todos aludiendo a su “amor a la patria” ahí estarán esperando la cruz de los ciudadanos en el voto; merito, perseverancia o clamor popular lo sabremos próximamente este 16 de noviembre quienes serán los ungidos para el balotaje.

Ad portas de una nueva elección en primera vuelta presidencial y parlamentaria parcial la perorata desde el púlpito no ha cambiado un ápice y seguimos en búsqueda del poder por el poder desde los partidos políticos y su masa de ávidos vociferantes militantes que solo se ven el ombligo escarbando en lo más íntimo de quienes postulan a cargos públicos trascendentales para inferir en lo mismo de cada elección que no da lo mismo por quién votar.

Bajo la ya frase consigna que da lo mismo por quien votar “por qué tengo que seguir trabajando mañana” se torna irritante y dan deseos de no escuchar a quien la emula hasta el cansancio.

Busquemos alguien que encarne ser un real servidor público y parodiando al comentarista de tenis argentino “Batata” Clerc que se refiere a los grandes exponentes actuales -Sinner y Alcaraz- que ellos juegan a otra cosa…