Si bien todos aplauden y poco menos que levantan en andas a la Contralora doña Dorothy Pérez, nadie ha cuestionado y reparado en su grave error de haber reclamado y haber pedido recursos en un evento de la farándula político empresarial. Se equivocó de auditorio para hacer la petición.
Sin saberlo o sin haber reflexionado en ello, Dorothy se sumó al circo del poder (ENADE) que controla el mundo empresarial y que simplemente actúa como la tribuna del Circo Romano, dada su posición de poder lo que la ha debilitado.
Dorothy ha sucumbido a la fatuosidad de la falsa fama, al creerse el cuento de que lo está haciendo bien, que -erróneamente- le ha puesto el cascabel al gato.
Fama fácil y primitivismo
Es cierto, Dorothy lo ha hecho bien. Pero hoy ha mostrado su lado débil, y su debilidad por ser reconocida le ha pasado la cuenta.
El aplauso de ENADE le ha quitado esa aura de necesaria severidad que había mantenido hasta ahora. De hecho no había dado entrevistas y había mantenido un comportamiento acorde a su cargo, pero calló y cayó en la trampa que le tendieron los verdaderos controladores del país.
En su presentación, bastante básica, trató de hacerse cercana, amable, simpática, pero develó un tremendo secreto: su primitividad tanto el la forma y el fondo de su mensaje, su presentación le quitó la autoridad que había mostrado hasta hoy.







