Como parte del fin de una larga pesadilla, en Argentina se inició el proceso para vender como chatarra los componentes pertenecientes a los nunca finalizados de construir submarinos clase TR-1700 que se encontraban hace décadas almacenados (en realidad botados) en el actual Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR), en Buenos Aires.
De esta forma, y como parte de dicho proceso, hace algunos días empezaron a ser retirados desde el CINAR tres motores eléctricos de propulsión los cuales deberían haber sido montados en los nunca completados submarinos ARA «Santa Fe» (cuya construcción fue cancelada cuando se encontraba completado en un 70%), ARA «Santiago del Estero» (cancelado al 30%) y en un tercer submarino cuya construcción jamás se inició y nunca tuvo nombre asignado.
Dichos motores fueron finalmente descartados nuevos sin nunca haber sido puestos en uso, lo que grafica el drama del proyecto trasandino de generar una industria nacional de construcción de submarinos que fracasó en medio del despilfarro y el desinterés de sus mandos políticos. La Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina también terminó borrada de los registros tras el terrible naufragio del ARA «San Juan» en 2017.








