El presidente de EEUU, Donald Trump, se declaró “sorprendido” por la condena del expresidente brasileño Jair Bolsonaro por intentar revertir el orden democrático.
Trump defendió a su aliado calificándolo como un “buen hombre”.
El mandatario republicano dio estas declaraciones a la prensa en los jardines de la Casa Blanca pero no respondió a la pregunta de si planea imponer nuevas sanciones a Brasil por el juicio a Bolsonaro.
Trump y su Gobierno se solidarizan
“Vi el juicio, lo conozco muy bien. Como líder extranjero, pensé que era un buen presidente. Es muy sorprendente que esto pudiera suceder”, expresó Trump.
El presidente comparó además el proceso judicial de Bolsonaro con el que pasó él mismo cuando lo imputaron por presuntamente instigar el asalto al Capitolio de 2021.
Esa fue una causa desestimada cuando el republicano ganó las elecciones del año pasado.
“Es muy parecido a lo que intentaron hacer conmigo, pero no se salieron con la suya”, expresó el mandatario.
El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, advirtió que su país responderá a la condena contra Bolsonaro al considerarla como una “caza de brujas”.
“Continúa la persecución política liderada por Alexandre de Moraes, sancionado por violar los ddhh, luego de que él y otros miembros de la Corte Suprema de Brasil decidieron injustamente encarcelar al expresidente Jair Bolsonaro”, denunció Rubio.
Trump impuso semanas atrás un arancel del 50% sobre la mayoría de productos brasileños exportados a EEUU en represalia por el proceso contra Bolsonaro.
Esta es una medida rechazada por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
La razón de la condena a Bolsonaro
Tras una votación que terminó 4 contra 1, la Primera Sala de la Corte Suprema de Brasil declaró culpable a Bolsonaro de haber atentado contra el orden democrático.
Le impuso una pena de 27 años y tres meses de prisión.
Según la acusación de la Fiscalía General, Bolsonaro lideró una conspiración para evitar que Lula, ganador de las elecciones de 2022, asumiera el poder.
El líder progresista fue investido finalmente el 1 de enero de 2023 y, una semana después, miles de activistas de ultraderecha asaltaron con violencia las sedes de la Presidencia, el Parlamento y la propia Corte Suprema.







