El Gobierno argentino reconoció que «explora activamente opciones de reequipamiento para las Fuerzas Armadas, incluyendo la evaluación de medios ofrecidos por países aliados a la OTAN que hayan sido retirados de servicio».
Lo anterior fue señalado por el jefe de Gabinete de Ministros de Argentina, Guillermo Francos, durante su presentación ante la Cámara de Diputados del Informe de gestión N° 144, a finales del pasado mes de agosto.
Durante su exposición sobre diversos tópicos del quehacer del Ejecutivo trasandino, se le consultó si «el Ministerio de Defensa está negociando la incorporación de medios y sistemas de armas, como fragatas y helicópteros, dados de baja por países miembros de la OTAN», además si se cuenta con la partida presupuestaria, «considerando que el FONDEF (Fondo Nacional de la Defensa) se encuentra desfinanciado; qué impacto tendrán estas eventuales compras sobre la industria nacional de la defensa, y si dichos sistemas incluyen componentes fabricados por el Reino Unido, «lo que podría comprometer la soberanía tecnológica y logística de Argentina».
Búsqueda activa de opciones
Junto con recalcar que el Ministerio está explorando «activamente opciones de reequipamiento para las Fuerzas Armadas, incluyendo la evaluación de medios ofrecidos por países aliados a la OTAN que hayan sido retirados de servicio», puso como ejemplo concretos la reciente adquisición de 24 cazas F-16 de origen danés, «la mayor incorporación de aeronaves de combate desde 1983, con la cual la Argentina recuperó su capacidad supersónica tras décadas sin cazas de alta performance«.
Añadió a continuación que también «se analizan oportunidades para reforzar la Armada y el Ejército mediante la posible incorporación de fragatas y helicópteros de segunda mano de países amigos, siempre que satisfagan los requerimientos operativos nacionales».
En este escenario hizo hincapié en que «todas las negociaciones se encuadran en convenios de cooperación internacional y apuntan a modernizar el instrumento militar de manera rápida y costo-efectiva, sin demoras innecesarias. Cabe señalar que la conducción operativa de los sistemas incorporados será siempre nacional, sin condicionamientos externos para su empleo soberano. Es decir, aun tratándose de equipamiento estándar OTAN, la Argentina mantiene plena autonomía en las decisiones de uso de sus medios militares«.
Financiamiento
Sobre el financiamiento de estas eventuales adquisiciones, Francos explicó que «se afrontarán con recursos previstos en el Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF), complementados por las partidas ordinarias de defensa«.
«Lejos de estar desfinanciado, el FONDEF se ha constituido en la herramienta clave para la modernización militar: en 2024 se ejecutó el 94% de sus créditos asignados, aplicando prácticamente la totalidad de los recursos disponibles en tiempo y forma a los proyectos previstos. Este óptimo nivel de ejecución demuestra que el fondo está plenamente operativo y permite garantizar un financiamiento específico, creciente y plurianual para el reequipamiento, aislándolo de los vaivenes políticos anuales», acotó.
Seguidamente, informó que «el Ministerio de Defensa incrementó en un 42% la inversión en programas de reequipamiento respecto del año anterior. No hay, por tanto, ‘desfinanciamiento’ alguno. Por el contrario, los recursos del FONDEF se están utilizando eficientemente para concretar compras estratégicas y recuperar capacidades, evitando las subejecuciones y demoras que históricamente impedían mejoras en la Defensa».
Señaló luego que, «siguiendo los lineamientos de austeridad del Gobierno, se han implementado medidas de racionalización del gasto (renegociación de contratos onerosos, eliminación de estructuras redundantes, baja de sistemas obsoletos) que permitieron redirigir ahorros hacia proyectos prioritarios de equipamiento».
Compras e industria de defensa argentina
Ante los temores sobre el impacto de estas eventuales adquisiciones sobre la industria de defensa local, el jefe del Gabinete de Ministros enfatizó que el propio Ministerio de Defensa «conduce el proceso de modernización con un criterio integral: complementar las compras externas con el impulso decidido a la producción local. La incorporación de sistemas foráneos disponibles no significa relegar la industria argentina, sino potenciarla mediante transferencia tecnológica, proyectos asociados y desarrollo de proveedores nacionales».
En este escenario recordó que «durante 2024, por ejemplo, junto a la compra de los F-16 daneses se incorporaron también dos nuevos aviones entrenadores IA-63 Pampa III Block II de producción nacional, un dron táctico “Tehuelche” fabricado en el país y aeronaves livianas Tecnam para instrucción básica. Al mismo tiempo, la política de recuperación de medios permitió devolver al servicio ocho aeronaves argentinas que estaban fuera de operación (transporte, sanitarias, planeadores y helicópteros) mediante la puesta a punto con capacidades locales, sin incurrir en grandes erogaciones adicionales».
Señaló también que «se avanzó en la modernización de 10 tanques TAM al estándar 2C-A2 a través de consorcios tecnológicos con proveedores argentinos, elevando sustancialmente el poder de combate terrestre con tecnología desarrollada en el país. Y, además, con esta gestión de gobierno se logró contar con la primera unidad operativa del (avión de entrenamiento) IA-100«.
Componentes británicos
Finalmente, acerca de la cuestión de componentes fabricados por el Reino Unido en los sistemas a incorporar, Francos recalcó que «el Ministerio de Defensa es plenamente consciente de este aspecto y adopta todas las precauciones para salvaguardar la autonomía operativa de la Argentina. En primer lugar, se verifica caso por caso la cadena de suministros de cada sistema de armas considerado. No se avanzará con plataformas que contengan componentes críticos de origen británico sin disponer de garantías de mantenimiento y abastecimiento alternativas, de modo de evitar cualquier vulnerabilidad o veto logístico impuesto por terceros países».
Agregó que «las negociaciones con Estados Unidos y otros aliados han contemplado explícitamente este punto, asegurando que no haya condicionamientos sobre la disponibilidad de repuestos o la operación de los sistemas adquiridos. En la compra de los F-16, por ejemplo, Estados Unidos garantizó el suministro de repuestos, capacitación y asistencia técnica, sin ninguna condición que limite el uso soberano de los aviones».
Finalmente, precisó que «se privilegia equipamiento bajo estándares OTAN con amplia base de proveedores, de forma tal que ningún único país pueda comprometer su sostenimiento. En suma, cada decisión de compra pondera la independencia tecnológica y logística de largo plazo: el objetivo es recuperar capacidades sin volver a caer en dependencias unilaterales«.










