El concepto de “plataforma continental extendida” surge con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), específicamente en su Parte VI.
Este tratado multilateral fue aprobado en abril de 1982, entrando en vigor el 16 de noviembre de 1994, un año después de la ratificación de Guyana, habiéndose cumplido la exigencia que, en un mínimo de 60 estados firmantes, esta sea ratificada por los congresos nacionales.
Y si bien hasta el momento la CONVEMAR ha sido ratificada por 167 países, existen 9 países que aún no la han firmado como: Eritrea, Israel, Perú, República Árabe Saharaui Democrática, Siria, Taiwán, Turquía, Estados Unidos y Venezuela.
El caso de Perú es preocupante, dado que Chile tuvo un diferendo por la Zona Económica Exclusiva (ZEE), donde hubo un fallo en la Corte Internacional de Justicia, que ya se implementó, y en el que se usó los criterios de la CONVEMAR.
En el caso de EE.UU. ellos anunciaron de forma unilateral su plataforma continental extendida, sin seguir los criterios de CONVEMAR, ni siquiera firmando la Convención.
Esto fue cuestionado duramente tanto por China como Rusia, dado que ellos indicaron que EE.UU. actuaba de forma “selectiva” en el respeto al derecho internacional. O sea, cuando estaba en sus intereses ellos acataban y hacían cumplir, en cambio cuando sus intereses se veían afectados, ellos simplemente se negaban a acatar el derecho internacional.
Para mostrar su punto, China envío en una “misión científica” a su rompehielos Xue Long 2 (Dragón de Hielo 2) a la zona del Ártico que es reclamada por EE.UU. como su plataforma continental extendida.
Y si bien China no ha tenido ningún comportamiento que pueda ser considerado como contrario al derecho internacional, EE. UU. inmediatamente envío un avión C-130J de la Guardia Costera y además al rompehielos Healy que estaba en Dutch Harbor, en las islas Aleutianas, al sur del estrecho de Bering.
Este “juego de poder” es similar al que hace EE. UU. y sus aliados en el mar del Sur de China, en donde esta última tiene un reclamo que no se ajusta al derecho internacional, ni mucho menos de los que establece la CONVEMAR.
¿Cómo afecta esto a Chile?
Bueno, es de todos conocidos que nosotros tenemos una disputa en el Mar Austral con Argentina por los temas de la plataforma continental extendida, que a su vez son las que proyectan en reclamo hacía la Antártica.
Este conflicto justamente obedece a las diferencias de criterio y vacíos que ha dejado la CONVEMAR, y que en el caso de Nicaragua vs Colombia se resolvió en la Corte Internacional de Justicia.
Resolver el conflicto por el Mar Austral es fundamental, sobre todo porque Chile aspira a que Valparaíso sea la sede del Tratado de Alta Mar, también conocido como BBNJ, “Biodiversity Beyond National Jurisdiction” (Biodiversidad marina más allá de las jurisdicciones nacionales) que va a administrar ni más ni menos que el 43% de la superficie del planeta Tierra.
Chile ha sido fundamental para mantener los consensos en el Tratado Antártico, por lo que ya tenemos experiencia en tratados multilaterales, que pueden generar roces importantes a nivel internacional.
Un enorme desafío país, en un mundo cada vez más complejo. Si no tenemos la “visión de Estado” que se necesita para seguir con el gran trabajo que se ha hecho, los intereses de Chile pueden estar comprometidos en el corto-mediano plazo. Acá no se puede improvisar, por lo que necesitamos “Políticas de Estado”, muy claras y precisas, sin caer en nacionalismos y populismos baratos, muy típicos del “folclor latinoamericano” en tiempos de elecciones.
Espero que esta columna sirva para reflexionar y tomar las acciones a tiempo.
