La cancha de la competencia electoral se comienza a definir, como tendencia, y es necesario enfrentarla con absoluta claridad; certeza; y realismo.

La derecha, usa y abusa del descontento e indignación ciudadana, que es real, y tiene razones verdaderas y contundentes.

la derecha lo hace no para resolver esas angustias, sino  para a atraer al votante que, por primera vez, vota en una elección presidencial y parlamentaria, por voto obligatorio.

Son cerca de seis millones de personas. La pasan mal. No tienen definición política en su intención de voto. Les indigna el Parlamento; los partidos políticos; y están bien distantes del actual gobierno. Tampoco son de derecha. No apoyaron ninguno de los gobiernos de Piñera. Votaron mayoritariamente “rechazo” en el primer plebiscito constitucional. Y votaron mayoritariamente “en contra” en el segundo plebiscito contitucional.

Son hijas e hijos de este sistema, pacto transicional mediante, en donde desde los 90 en adelante, se intentó establecer que derecha, centro, e incluso izquierda, podían dar gobernabilidad al país sobre la base de un sistema económico y financiero que ha dejado inmensas huellas, fragmentos, desigualdades y carencias profundas en educación; salud; vivienda; salarios e ingresos; seguridad ciudadana; violencia cotidiana y paz social; tranquilidad; transporte. Y también una deuda inmensa en crecimiento estable de la economía.

Como ha quedado demostrado, la derecha vota en contra de terminar con el CAE; en contra de levantar el secreto bancario para combatir el narcotráfico; en contra de presupuestos para fortalecer a las policías; en contra de mejorar ingresos y salarios. En fin, a todo eso le llama “populismo”, y se nutre de su inmenso poder en la hegemonía medíatica; fáctica y política.

Entonces, dar señales noventeras, que intentan responder a lo anterior, sobre la base de que “el centrismo, la moderación, el crecimiento” son la solución para el país, es simplemente favorecer la odiosa, y hasta violenta campaña derechista.

(Eso ocurrió en la campaña de Alejandro Guillier, y perdió).

La unidad política, de partidos, no suma ningún voto, si no se conecta con las demandas de esta ciudadanía. Al contrario, incluso puede ser algo en contra, por el desprestigio que tienen, en esta ciudadanía, los partidos y el parlamento.

Es simple, y complejo, pero si de verdad se quiere triunfar en la elección presidencial, lo que se requiere es formular propuestas directas, concretas, sólidas y creíbles, respecto de las grandes angustias ciudadanas.

Todos los fracasos electorales concertacionistas y de coaliciones posteriores, en presidenciales, tienen como causa y explicación objetiva, que no se enfrentó con humanidad y realismo las profundas angustias y demandas ciudadanas.

Y más todavía, cuando se hace referencia a este universo de personas (cerca de seis millones), que votan porque están obligadas, y que lo harán por quien consideran que es creíble. No por quien defiende a ataca más a los anteriores gobiernos.

Por otra parte, tómese en consideración que, en la segunda vuelta presidencial última, más del 60% de la votación de Parisi, se fue a Boric, no a Kast. Y eso ocurrió principalmente en el norte chico y en el norte grande.

Ahora, eso no es claro que ocurrirá así. Está en disputa. Porque hay no poco descontento con los resultados del actual gobierno.

Ya es momento de que se asuman las responsabilidades, concretas.

Lo que es totalmente claro, es que se ganará, o se perderá, si un rango grande de este universo de votantes lo hace porque creyó en que por quien voten, sí  va a enfrentar, y resolver, las angustias y problemas que los aquejan:

-Crimen organizado en todo el país (que incluye asesinato de niñas y niños); narcotráfico, que considera que las ganancias de las bandas en el norte chileno, se acercan al 3 por ciento del PIB, y ya tienen infiltración demostrada en las instuciones de la FUERZA.

-Vivienda, que considera endeudamiento impresentable, y que impide que las nuevas generaciones siquiera puedan postular a hipotecarios. Los centenares de campamentos, en todo el país.

-Ingresos y salarios, los actuales no permiten llegar a fin de mes.

-Salud, listas de espera y varios hospitales públicos en situación de catástrofe.

-Soberanía Nacional, que considera las condiciones materiales de las instituciones de la FUERZA; y el ejercicio del Soberano, que es el Pueblo, no los poderes fácticos del Estado, que por cierto son totalmente legítimos y democráticos, pero que su tarea es promover y estimular la Soberanía Popular, no restringirla, y menos cuestionara o limitarla.