- El Cáucaso Meridional, una región históricamente moldeada por imperios, fronteras cambiantes y complejidades étnicas, se encuentra hoy en el centro de una nueva dinámica geopolítica.
Por: Sultan Zahidov, es uno de los principales consultores del Centro de Análisis de las Relaciones Internacionales, con sede en Bakú. (Centro AIR). Al mismo tiempo, trabaja como instructor principal de relaciones internacionales en la Universidad Estatal de Bakú.
En el centro de esta evolución se encuentra la creciente alianza entre Azerbaiyán y Türkiye, dos naciones unidas no sólo por lazos históricos y culturales, sino también por una visión común de la paz, la estabilidad y el desarrollo. Al cumplirse el cuarto aniversario de la Declaración de Shusha, es oportuno reflexionar sobre el impacto transformador de esta relación bilateral en la seguridad regional y la diplomacia internacional.
Una declaración histórica: Shusha como punto de inflexión
El 15 de junio de 2021 marcó un momento crucial en el panorama político regional cuando Azerbaiyán y Türkiye firmaron la Declaración de Shusha. Surgida tras la Segunda Guerra de Karabaj, la declaración consolidó una asociación ya sólida e institucionalizó un marco de cooperación en los ámbitos militar, de defensa, energético, de transporte y humanitario. En particular, hacía hincapié en el apoyo mutuo en caso de amenazas a la soberanía o la integridad territorial, una señal inequívoca tanto para aliados como para adversarios.
La Declaración de Shusha no sólo aumentó la coordinación militar, sino que también envió un mensaje más amplio de unidad. Al comprometerse a actuar conjuntamente en caso de agresión exterior, ambas naciones reforzaron su papel de fuerzas estabilizadoras en el Cáucaso Meridional. Desde entonces, este alineamiento estratégico se ha convertido en una piedra angular de la diplomacia y la disuasión regionales, especialmente a la luz de las incertidumbres actuales en Oriente Medio.
Historia y visión compartidas
Türkiye y Azerbaiyán comparten algo más que la proximidad geopolítica. Su relación se basa en fundamentos lingüísticos, culturales y religiosos comunes. Desde la independencia de Azerbaiyán de la Unión Soviética en 1991, las dos naciones han cultivado un vínculo que trasciende la diplomacia transaccional. Desde los primeros días de la independencia hasta las modernas colaboraciones en materia de energía y defensa, su asociación se ha fortalecido constantemente.
Este alineamiento se refleja no sólo en acuerdos oficiales, sino también en gestos simbólicos de solidaridad. Un ejemplo reciente y contundente fue la inauguración del barrio «Azerbaiyán» en Kahramanmaraş, Türkiye, el 19 de junio de 2025. Construido por el gobierno azerbaiyano tras el terremoto de 2023, el barrio es un testimonio vivo del vínculo fraternal entre ambos países. Durante la ceremonia, los Presidentes Ilham Aliyev y Recep Tayyip Erdoğan intercambiaron cálidos comentarios haciendo hincapié en la unidad y la fraternidad. Erdoğan elogió a Azerbaiyán por su generoso apoyo, mientras que Aliyev recalcó que «tienes 10 millones de hermanos en Azerbaiyán», subrayando la profundidad emocional de la asociación.
Diplomacia más allá del bilateralismo: ¿Un nuevo capítulo con Armenia?
El 20 de junio de 2025 se produjo un importante gesto diplomático cuando el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, visitó Turquía invitado por el presidente Erdogan. Dada la tensa historia entre Armenia y Türkiye, esta reunión supuso un avance potencial en la diplomacia regional. En el contexto de las relaciones entre Azerbaiyán y Türkiye, el paso dado por Armenia hacia la reconciliación podría servir de punto de inflexión para el Cáucaso Sur en su conjunto. Esta iniciativa, posiblemente impulsada por preocupaciones de seguridad más amplias e intereses compartidos en la conectividad regional, señala una oportunidad para pasar de las animosidades prolongadas a un compromiso constructivo.
Si Armenia refuerza sus lazos con Azerbaiyán y, en última instancia, con Türkiye, toda la región se beneficiará de una mayor cooperación, comercio e integración en corredores económicos más amplios. Para ello, Armenia debe abordar en primer lugar dos cuestiones clave: las reivindicaciones territoriales contra Azerbaiyán consagradas en su Constitución y la existencia oficial del Grupo de Minsk de la OSCE, que ha desaparecido de facto e impide el fomento de la confianza entre Azerbaiyán y Armenia.
La geografía estratégica del Corredor Medio
El Cáucaso Meridional y Türkiye son centros esenciales del Corredor Medio, también conocido como Ruta Transcaspiana de Transporte Internacional. Esta ambiciosa iniciativa conecta China con Europa a través de Asia Central, el Mar Caspio, el Cáucaso y Turquía, combinando rutas ferroviarias y marítimas. No se trata sólo de una ruta comercial; es una arteria estratégica para el comercio mundial, aún más vital en los últimos años debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha socavado la viabilidad del Corredor Norte.
La mayor relevancia del Corredor Medio pone de relieve la importancia de la estabilidad regional. Azerbaiyán y Türkiye, como actores clave de esta red logística, tienen un gran interés en fomentar la paz y el desarrollo de infraestructuras en todo el Cáucaso. Con la inestabilidad adicional provocada por el conflicto entre Irán e Israel, la continuidad de esta ruta se hace aún más crucial para garantizar un comercio ininterrumpido de este a oeste.
Tensiones geopolíticas: La escalada Irán-Israel y sus implicaciones regionales
La reciente escalada entre Irán e Israel proyecta una larga sombra sobre la región. Tanto Türkiye como Azerbaiyán comparten fronteras o proximidad con Irán y, por lo tanto, están naturalmente posicionados como actores clave para mitigar la propagación regional del conflicto.
Azerbaiyán, que mantiene relaciones diplomáticas tanto con Irán como con Israel, con su influencia estratégica tanto en Oriente Medio como en el Cáucaso, se encuentra en una posición única para fomentar el diálogo y la desescalada. Los esfuerzos de colaboración de Azerbaiyán y Türkiye en la defensa de la paz podrían sentar un precedente para una diplomacia regional impulsada no por políticas de poder, sino por preocupaciones de seguridad compartidas y una cooperación pragmática. Además, su capacidad para gestionar las tensiones regionales y el compromiso diplomático aumenta su credibilidad como constructores de la paz en un entorno volátil.
De cara al futuro: Oportunidades y responsabilidades
La evolución de la asociación entre Azerbaiyán y Türkiye ofrece algo más que fuerza simbólica: constituye un proyecto estratégico para el orden regional. A medida que ambos países amplían su influencia a través de la ayuda al desarrollo, las relaciones diplomáticas y las iniciativas infraestructurales, también asumen mayores responsabilidades. Entre ellas, actuar como intermediarios en la resolución de conflictos, sostener un desarrollo económico integrador y reforzar las normas internacionales. No se puede ignorar el hecho de que la paz en el Cáucaso Sur requerirá algo más que voluntad bilateral. Exige coordinación multilateral, compromiso con las organizaciones internacionales y una voluntad de diálogo por parte de todos los interesados, incluidos Armenia, Georgia y las potencias exteriores con intereses en la región.
Conclusiones: Una hermandad que da forma a la región
La alianza azerbaiyano-turca constituye hoy no sólo un modelo de cooperación bilateral, sino un catalizador potencial de un Cáucaso Meridional más pacífico y próspero. La profundidad estratégica y emocional de su relación ha madurado hasta convertirse en una asociación polifacética con implicaciones globales. Desde la reconstrucción de ciudades afectadas por terremotos hasta la apertura diplomática y el desarrollo de rutas comerciales transcontinentales, Azerbaiyán y Türkiye están redefiniendo el futuro de la región. A medida que aumentan los desafíos globales -desde nuevos conflictos hasta transiciones energéticas- la estabilidad del Cáucaso Sur depende en gran medida de asociaciones visionarias. La alianza entre Bakú y Ankara es una de esas visiones, arraigada en un patrimonio común, sostenida por una necesidad estratégica y guiada por un objetivo común: la paz y el progreso para la región y más allá de ella.
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Texto traducido desde: Eurasiareview







