Diversos economistas, ninguno marxista, han planteado en los últimos años la necesidad de formular cambios de forma y fondo al modelo y a la política económica que impera, más o menos estable y regularmente, desde la década de los 90 del siglo pasado, hasta hoy.***

Nadie desconoce que, en esa continuidad, se han producido relevantes efectos positivos para la sociedad, en cuanto a crecimiento y el desarrollo de políticas públicas y privadas referidas a asuntos de pervivencia de la ciudadanía.

Pero, tampoco nadie puede desconocer que las fragmentaciones; las severas limitaciones del crecimiento; del financiamiento de políticas públicas a escala humana, siguen generando grietas inmensas en la sociedad chilena. Y que generan legítimos descontentos, que no se pueden descalificar ni desconocer.

Ambos asuntos están totalmente relacionados.

Cambios urgentes

Respecto del primer tema, Chile necesita con urgencia extrema un aumento grande de la reinversión de capital, orientada a la productividad y a la generación de zonas de crecimiento.

Esta deriva puede sostenerse, esencialmente, con áreas económicas privadas y públicas que permitan el crecimiento.

En concreto: La pequeña y mediana empresa; el sector vivienda y construcción; ferrocarriles; las empresas de producción nacional tales como ASMAR y otras, varias vinculadas a las Fuerzas Armadas; la agricultura (pequeña; mediana y grande exportadora). En especial lo denominada área de SERVICIOS, y con sentido realista y de aplicación, la INTELIGENCIA ARTIFICIAL.

Alianza público privada de verdad

Una sociedad y alianza de nuevo tipo, con el sistema financiero, permite dinamizar este proceso, que genera plus valor y salir de una vez del extractivismo cómodo, dogmático y sectario que ha impedido el crecimiento, sólo favoreciendo a un reducido sector privado de escala transnacional, especialmente.

Por otra parte, la existencia del BRICS, genera una oportunidad importante respecto de nuevos mercados, pero también en relación a futuras inversiones y créditos más favorables para Chile, como estado nacional.

Todo esto está al alcance de la mano. Y demanda voluntad política.

Pero negar este proceso, desde la descalificación, es realmente inconducente y frívolo.

En el segundo ámbito, el de financiar las políticas públicas con mayor fortaleza y músculo, se trata de una cuestión de Humanidad, y no se trata de un salto al vacío que podría generar menos empleo; inflación o cosas por el estilo. Eso no es real, y es más bien una amenaza desde el miedo.

Mejorara salarios

El punto es que Chile no resiste más estas limitaciones, incluidos los salarios de la mayoría de las y los integrantes de las Fuerzas Armadas, y los salarios de la mayoría de la población.

Chile ya no puede seguir con gobiernos que, a medio camino, sostienen que “no hay plata” para financiar urgencias. Y lo que es peor, gobiernos que simplemente desconocen que estos problemas existen.

Considerando las dos variables, en directa relación e interacción, Chile puede crecer con mucho más igualdad y justicia social de pervivencia.

Esta columna no concluye con el asesinato de niñas, porque sean menos importantes.

Es estrictamente al revés: Estamos ante una situación insostenible, cualquiera sean las causas, hechos y motivaciones que han generado en estos días tales dramas.

Hay una activista mapuche desaparecida: Hay una concejala democrata cristiana desaparecida.

Un sicario sale de la cárcel, recorre el territorio norte del país, y sale hacia otras naciones.

Son algunos de los casos más cubiertos por los medios de información.

Pero no son los únicos. Hay muchos más.

Junto con exigir acciones de urgencias ahora, y no solo palabras y dichos; reiteramos que Chile demanda y necesita un PLAN NACIONAL con medidas de todo orden, que en anteriores columnas hemos descrito, y que se ha llamado ACUERDO NACIONAL.

Suponemos que nadie podría negarse a trabajar, con urgencia extrema, este asunto. Y no esperar que los “tiempos electorales” definan las circunstancias para actuar con sentido de humanidad y de cuestión nacional.

Las instituciones privadas y estatales; las religiones; los partidos; los municipios;en fin, todo el país comprometido e involucrado en esta tarea.

El país lo necesita, y con extrema urgencia.

***Juan Andrés Lagos, periodista; académico; encargado de comunicaciones del Partido Comunista de Chile