La ministra de Defensa, Adriana Delpiano, descartó que los recientes recortes presupuestarios afecten las operaciones antárticas del rompehielos «Almirante Viel», y negó amenazas de terceros países sobre la estabilidad de la zona norte, ello en medio de la crisis por narcotráfico que ha afectado en dicha zona a las Fuerzas Armadas.
En entrevista con La Prensa Austral de Punta Arenas, la secretaria de Estado abordó además la implicación creciente de las FF.AA. en seguridad interna, y la posibilidad de que Chile se retire del Tratado de Ottawa y vuelva a utilizar minas para control de zonas fronterizas.
Recursos para operación antártica y FFAA
Sobre la posibilidad de que los recortes al presupuesto nacional hayan afectado la operación antártica del rompehielos «Almirante Viel», la autoridad nacional lo descartó de plano, explicando que “el Viel está operando y seguirá haciéndolo en todo lo que se requiera. Es cierto que este año el gobierno, junto al Congreso, aplicó un recorte presupuestario general a todos los ministerios. Fue un ajuste necesario, un ‘apretón de cinturón’ que responde a la necesidad de mantener el equilibrio macroeconómico, algo fundamental para la credibilidad del país frente a la inversión extranjera y otros compromisos».
Añadió luego que, “en ese contexto, no se trata sólo de una reducción de recursos, sino también de una contención del gasto. Y esto, por supuesto, afecta a todas las ramas de las Fuerzas Armadas. Cualquier compra relevante -por ejemplo, de un helicóptero- está sujeta a ese mismo criterio de restricción y priorización.”
Detalló luego que «nosotros tenemos una planificación a 12 años de todo lo que es equipamiento. Otra cosa es el gasto corriente, poder disponer de recursos para pagar los sueldos, para las compras básicas de equipamiento, etcétera, etcétera».
“Pero todo lo que es la construcción, todo eso está planificado y eso tiene recursos que son de otra naturaleza y que están calculados… Están decretados, o sea, cuentan con un decreto presidencial y, en la medida que tú vas gastando, te van pasando los recursos», añadió.
Puesta en el escenario de que, en invierno se intensifica la pesca en zonas como el Drake, y consultada si Chile posee la capacidad naval y los recursos suficientes para fiscalizar en el mar, especialmente ante la presencia de buques extranjeros, Delpiano explica que la Armada tiene tres niveles de vigilancia: borde costero, mar territorial y la zona más allá de las 200 millas, donde nuestro país tiene responsabilidad de salvataje. Reconoce que los recursos siempre serán limitados frente a la inmensidad del mar chileno, pero destaca que también hay responsabilidad individual y gremial en la navegación. «Muchas veces, las emergencias ocurren por irresponsabilidad de quienes salen sin condiciones, apunta con el dedo», acotó.
Descarta intervención extranjera
La secretaria de Estado descartó tajantemente que exista alguna acción concertada desde algún país vecino detrás del desborde de nuestras fronteras a raíz de la inmigración ilegal y el creciente avance del narcotráfico, buscando afectar la seguridad interna y debilitar la capacidad de vigilancia fronteriza para desestabilizar al país, aludiendo con ello a voces que apuntan en particular a Bolivia.
«No creo que sean acciones tomadas desde los gobiernos de los países”, recalcó, insistiendo a continuación que «ningún país quiere ser responsable de perjudicar a otro introduciéndole droga o algo similar. Es cierto que hay países donde se produce y se procesa más droga, o por donde ingresan productos vinculados al narcotráfico, pero no tengo ningún indicio de que alguno de nuestros países limítrofes quiera dañar deliberadamente a Chile».
“De hecho, el comandante en jefe del Ejército boliviano está invitado a visitar nuestro país y promovemos activamente los vínculos diplomáticos y la cooperación con las Fuerzas Armadas de los países vecinos. Lo hacemos porque lo necesitamos, porque podemos apoyarnos mutuamente. Por ejemplo, recientemente analizamos un sistema de equipamiento institucional que ha implementado la Fuerza Aérea Chilena, el cual también ha sido adquirido por Argentina, y estamos evaluando la posibilidad de que delegaciones argentinas vengan a observar cómo funciona en nuestro país», comentó seguidamente.
Además, insistió en que «hoy en día, las amenazas del crimen organizado no provienen necesariamente de los países con los que compartimos frontera. Vienen desde mucho más lejos. Nuestro problema no es que ingresen peruanos o bolivianos, sino que está llegando gente desde Venezuela, Colombia y antes llegaron personas desde Haití. Por eso, insisto: el foco no está en nuestros tres países vecinos. Tenemos que cambiar esa mirada.”
Militares y seguridad interior y fronteriza
La ministra además, en particular, el rol que han asumido los últimos años las FFAA en seguridad interior en diversas zonas del país, con las tensiones que ello ha implicado y la militar en el interior: frontera, macrozona sur y el debate que ha generado.
En ese contexto, explicó que “distinguiría dos situaciones distintas. Por un lado, creo que el rol de custodiar las fronteras es bastante inherente a las Fuerzas Armadas. De hecho, las últimas modificaciones legales les entregan esa tarea como una facultad que el Presidente puede activar en un momento determinado».
Añadió que así, «en las conversaciones que uno tiene con el Ejército -que es la rama más presente en este tipo de despliegues, junto con Carabineros- queda claro que hoy, en teoría, Carabineros debería estar a cargo de custodiar toda la frontera. Pero evidentemente eso no es posible, considerando la magnitud y extensión de nuestras fronteras. Tenemos una cantidad enorme de kilómetros y, en particular la frontera norte, es más compleja: conecta con varios países, hay ingresos ilegales, y es una zona muy porosa. Por eso siento que, desde la propia mirada del Ejército, esta labor no se percibe como algo tan ajeno a su función natural”.
En cambio, en la macrozona sur, la ministra distingue que la presencia militar es más acotada y responde a una solicitud específica del Ejecutivo para enfrentar hechos como cortes de rutas y violencia rural. Allí, el Ejército y la Armada cumplen funciones disuasivas y de apoyo a Carabineros. Delpiano reconoce que hay comunas donde no ocurre nada excepcional y que su intención es evaluar en terreno qué zonas aún justifican la presencia militar. La decisión, eso sí, no puede tomarse de un día para otro.
A juicio de la ministra, estas medidas han sido necesarias. Subraya que gracias a la presencia militar, hoy existe una tranquilidad en territorios como Arauco y La Araucanía que no se veía antes. “Han cumplido una función muy importante”, reconoce.
Ante la posibilidad de que se estuviera forzando el límite entre defensa y seguridad pública, recalcó que “si nosotros tuviéramos una policía mucho más fuerte, esto lo podría hacer sola, bastaría con que lo hiciera el carabinero, pero no lo tenemos y, por lo tanto, el país tiene que recurrir a las Fuerzas Armadas y las autoridades tienen que garantizar orden público en distintas partes y esta es una facultad legalmente establecida”.
¿Retiro del Tratado de Ottawa?
Delpiano descartó, por otra parte, cualquier opción de que Chile se retire del Tratado de Ottawa, para volver a usar minas en zonas fronterizas, asegurando que “no he escuchado esa propuesta en ninguna parte. Puede que algunos parlamentarios o personas la hayan planteado, pero la verdad es que lo que está más presente hoy es la posibilidad de que Chile participe en operaciones de paz vinculadas al desminado, como las que eventualmente se requerirán en Ucrania u otros lugares en conflicto. Nosotros sabemos muy bien lo difícil que ha sido el proceso de desminar nuestras propias fronteras, especialmente en lo que respecta a las minas antipersonales. Aún quedan algunas minas antitanque, pero esas no representan un peligro para quienes caminan por la zona; solo tendrían efecto si un tanque pasara sobre ellas».
“Por eso, no creo que volver a minar la frontera sea una medida efectiva. No garantiza nada. Además, quiero destacar que por esos pasos fronterizos transitan muchas personas, de muy distintos perfiles, y aún hay familias que viajan con niños pequeños. Lo hacen de noche, enfrentando temperaturas bajo cero, humedad extrema y bofedales, que en la práctica son cuerpos de agua».
“En ese contexto, muchas veces los camiones del Ejército que patrullan la zona terminan salvando vidas. No es raro que un niño, o una persona mayor, pueda morir de frío intentando cruzar en esas condiciones. Hay casos de personas que han debido caminar largas distancias con los pies mojados, pisando agua helada. Por eso digo que, junto con el rol de detener y reconducir a las personas que intentan ingresar de manera irregular, hay una labor humanitaria muy significativa que no puede dejar de considerarse”.







