Por estos días el Buque Escuela de la Armada Española, Juan Sebastián Elcano -gemelo del BE Esmeralda de Chile- se encuentra atracado en el molo de abrigo del Puerto de Valparaíso en una visita que se extenderá hasta este martes cuando zarpe rumbo a norte.
La prensa en general se ha centrado en la figura de la princesa Leonor, pero que no viene en esa calidad sino que como Guardiamarina, lo que ha generado que los medios solo se fijen en ella y su experiencia en Chile.
Más allá de ella (Leonor), lo interesante es saber que ha hecho la tripulación del buque.
Muchos de los marineros no conocían más que el Mediterráneo y relatan con cierta emoción el haber cruzado el Estrecho de Magallanes.
Mientras cientos de porteños hacen una larga fila para visitar el navío y pasar por un detector de metales y el control de Aduanas, muchos marinos de la tripulación han bajado a tierra para conocer el Valparaíso Patrimonio de la Humanidad. Lamentablemente NO se han llevado una buena imagen.
Conversamos con varios de ellos -guardamos sus identidades- y todos (más de seis) coinciden en señalar que Valparaíso debe haber sido muy bonito, con espléndidas construcciones pero «es muy sucio, maloliente y peligroso».
Este testimonio es refrendado por turistas chilenos que quedan asombrados por el deterioro de la ciudad, un tema que debería preocupar a las autoridades comunales.

Patrimonio de la suciedad
Lamentablemente Valparaíso hace años que esta en un lento y progresivo proceso de decadencia.
El haber sido nombrado Patrimonio de la Humanidad, no ha servido de mucho porque justamente la zona patrimonial es un asco: huele a orines y desperdicios putrefactos, los edificios se caen a pedazos y las portentosas fachadas están rayadas con toda clase de grafitis.
Ayuda a esta sensación de ciudad terminal, que decenas de locales comerciales están cerrados con grandes letreros «se arrienda», lo que más de ve son casinos de juego informales, mall chinos, tiendas de accesoiros para celulares y chiringuitos de toda clase.



