Es un hecho de realidad objetiva, y subjetiva, que una parte muy importante de la ciudadanía está muy lejos de los partidos políticos; del Parlamento; de las instituciones políticas.***

Hay diversas razones.

Pero una, de importancia basal, es que esta ciudadanía no ve en el accionar de los partidos y las instituciones algo que implique un mejoramiento de sus vidas en asuntos de pervivencia tan relavantes como seguridad; salud; educación; pensiones; salarios; vivienda; endeudamiento con el sistema financiero.

Y lo que percibe es una reiterada justificación de que se hacen muchas cosas en esa direccción.

Y disputas entre partidos.

El asunto es que sí se hacen cosas, y no pocas: Pero la ciudadanía, esta ciudadanía, las vive de manera muy crítica, y de manera totalmente insuficiente.

Para la realización de unas primarias, en donde partidos (y eventualmente independientes) se ponen de acuerdo para realizarlas y participar en ellas, y luego respetar el resultado, el primer desafío es que la gente vaya a votar.

Y que vayan a votar, en estas condiciones, no resulta fácil.

Por otra parte, las primarias implican un debate de ideas, de propuestas, que en las actuales circunstancias no pocos partidos presionan para que se ponga límites a los contenidos y propuestas de esos debates.

No es el único caso, pero ya una candidata hizo, en forma reiterada, ese ejercicio de imponer limites.

Cuestión que ya genera en algunos sectores un rechazo a participar en esas primarias.

Claro, porque en este tipo de primarias, el que gana busca imponer todos sus términos de referencia programáticos. Y apoderarse del camino, en forma y fondo, que viene hacia adelante.

Formación de equipos; grupos de poder; líneas de mensaje, en fin, todo.

Es la experincia de casi todas las primarias que se han realizado en Chile, hasta hoy.

Y en todos los bloques.

Entonces, lo que deriva este tipo de primarias es una disputa con cierto grado de “apariencia”, en donde los reales y posibles acuerdos, y disensos, no son públicos. Se producen en otros espacios e instancias.

Dado el escenario actual, es un desafío grande mostrarle a la ciudadanía que las primarias sí ayudan, y son efectivas.

Primero, que se debata de verdad, y que se discuta de cara a la ciudadanía. Que no sólo se busca llegar y persuadir a los nichos de votantes que cada candidatura, legítimamente, busca que vayan a votar, para ganar la primaria. Mal que mal, estas primarias tienen una directa relación con la primera y segunda vuelta presidencial.

Segundo, que sean lo más amplias posibles, sin límites previos. Esto es una señal fuerte para la ciudadanía que no le interesa participar en bloques ya pre-establecidos.

Tercero, dado el real y creciente fenómeno de las y los independientes, democráticamente es necesario, y deseable, generar las condiciones para que ellas y ellos participen en las primarias, y no recurrir a la exclusión y la burocracia para eliminarlos de este tipo de procesos.

Es un camino real para fortalecer esta fatigada democracia “representativa”.

***Juan Andrés Lagos, es periodista, académico y encargado de comunicaciones del Partido Comunista de Chile