Por estos días se ha deslizado que la precandidata del PC, Jeannette Jara podría renunciar al PC, por la animadversión que existe en Chile y que se ha exacerbado últimamente contra los comunistas.
Para los estrategas políticos y que creen que cambiarse de ropa lo es todo, en este caso en particular, sería como el efecto Sandía (Verde por fuera y roja por dentro) o efecto lobo con piel de oveja si lo traspolamos a Kast e incluso a Matthei.
Lo anterior sería la peor jugada que podría hacer (no lo hará obviamente) la ex ministra Jara.
De hacerlo faltaría a algo fundamental en la vida de una persona como es el honor y la lealtad que le debe a sus principios políticos.
Jara no es oportunista
De hecho la propia Jara ayer dijo acertadamente: «Con 37 años de militancia, si alguien fuera oportunista hace mucho tiempo habría cambiado de tienda política».
Se ha planteado que Jara debería renunciar a su militancia si es que gana las Primarias del oficialismo:
«En el Partido Comunista no nací de ministra de autoridad de Gobierno, ni menos de candidata a la presidencia: he militado aquí desde que estábamos a fines de la dictadura, en tiempos de largos años de exclusión política, y hoy día me toca asumir esta responsabilidad», explicó
«Lo importante es que construyamos una unidad amplia, y si gano las primarias me voy a preocupar de que esa unidad se exprese en la conformación de los equipos, del comando y de todo lo que tenga que venir en un eventual futuro Gobierno».
Jara representa un ideal político que puede gustar o no, pero ella ha tenido la hidalguía de jamás renegar de su colectividad y eso se valora en los tiempos en que los políticos ocultan su militancia por vergüenza o por oportunismo electoral.







