Impotencia, es lo que sentimos**, cuando amigos y camaradas de toda una vida, que actuaron conforme a los principios y valores inculcados en sus familias y en las instituciones que los formaron profesionalmente; son perseguidos, procesados y condenados, por hechos ocurridos hace más de 50 años, siendo jóvenes sin responsabilidades de mando y, lo más grave, muchas veces sin siquiera ser testigos, cómplices y menos, autores de los supuestos delitos cometidos.
Desesperación, es lo que sienten cientos de ex militares, y por supuesto también sus familias, al ver como el Estado en su conjunto, permite que la injusticia siga operando impunemente, al parecer, presionado para satisfacer los deseos de venganza de un grupo minoritario, motivado fundamentalmente, por intereses políticos.
Frustración e indignación, es lo que sentimos miles de militares y carabineros en retiro, y no lo dudo, también en servicio activo, al observar, la indolencia y permisividad de los Poderes del Estado, al no intervenir ante la prevaricación que se observa en muchos juicios de Derechos Humanos, por parte de un grupo significativo de jueces de la República.
La justicia, en definitiva, no ha sido “ciega”, vale decir ni imparcial ni objetiva, en muchas causas que afectan a militares y carabineros, tanto en el pasado como en el presente. Por otra parte, el Estado en su conjunto, ha mantenido una posición distante frente al problema, cuyas repercusiones, afectan la necesaria confianza que debe existir entre éste, y las Fuerzas Armadas y de Orden, por el bien superior de Chile.
**Enrique Slater Escanilla, general (R) Ejército de Chile
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