Por: Christian Slater Escanilla ***
José Antonio Kast y Johannes Kaiser:
El tiempo apremia. La derecha enfrenta una encrucijada: unirse estratégicamente o repetir errores y ceder nuevamente ante la izquierda y la derecha acomodaticia.
Las encuestas recientes muestran un escenario cada vez más complejo. Mientras Evelyn Matthei pareciera seguir debilitándose, José Antonio Kast mantiene una tendencia al alza y Johannes Kaiser se ha consolidado como una opción inesperada. Sin embargo, el mayor cambio en el tablero es el ascenso de Carolina Tohá, quien ha pasado de un 3% a un 10% en pocas semanas.
No podemos ignorar las señales. Chile Vamos, la izquierda y los grupos progresistas se están reorganizando rápidamente. Si la derecha patriota sigue dividida en la primera vuelta, el resultado será una derrota anunciada.
El factor Rincón y la dispersión del voto de Matthei. Hasta ahora, el debate se ha centrado en cómo la dispersión de la derecha perjudica a Kast y Kaiser. Sin embargo, otro punto clave que pocos han analizado es la fragmentación dentro del electorado de Matthei.
La confirmación de Ximena Rincón como candidata presidencial podría afectar seriamente a Matthei. A esto se suman otros candidatos que competirán en su espectro político:
Rodolfo Carter, quien busca posicionarse como una alternativa más dura dentro de la derecha tradicional.
Rojo Edwards, que podría atraer a votantes conservadores desencantados con Republicanos y Chile Vamos.
Franco Parisi y Gaspar Rivas, que, con el Partido de la Gente, disputarán el voto antipolítica que podría haber favorecido a Matthei.
Alberto Undurraga (Democracia Cristiana), que atraerá el voto de la ex-Concertación moderada.
Con este escenario, Matthei ya no es la única opción para la centroderecha. Si continúa debilitándose, podría llegar sin fuerza suficiente a la segunda vuelta, dejando un espacio inesperado para la derecha patriota.
La trampa de la “unidad” de Matthei. Evelyn Matthei ha invitado a Kast y Kaiser a una primaria, lo que a simple vista parece un gesto de apertura democrática, pero en la práctica es una estrategia diseñada para neutralizarlos.
Si Kast y Kaiser aceptan, se enfrentarán entre sí bajo reglas que favorecen a Matthei y a la maquinaria de Chile Vamos. El resultado es predecible:
1. La derecha patriota se divide en dos, asegurando el triunfo de Matthei.
2. Kast y Kaiser quedan debilitados, perdiendo fuerza para la presidencial y la elección de congresistas.
3. Chile Vamos refuerza su presencia en el Congreso y mantiene el control del sector, impidiendo cualquier cambio real.
No debemos engañarnos: esta no es una primaria para unir a la derecha, sino para eliminar cualquier alternativa a Matthei y consolidar el dominio de Chile Vamos.
La fragmentación de la izquierda: un arma de doble filo. Aunque la derecha enfrenta problemas de unidad, la izquierda también se está dividiendo. Además del ascenso de Carolina Tohá, la competencia entre múltiples candidatos complica su panorama:
Vlado Mirosevic (centroizquierda), intentando captar el voto progresista moderado.
Eduardo Artés (PC – AP), representando la línea dura comunista.
José Antonio Gómez (Partido Radical), con un discurso más tradicional dentro de la centroizquierda.
Paulina Vodanovic (PS), disputando el voto socialista con Tohá.
Marco Enríquez-Ominami (PRO), que ha sido un factor disruptivo en elecciones anteriores.
Esta fragmentación puede convertirse en una ventaja para la derecha si logra consolidar una candidatura fuerte en la primera vuelta. Si Kast y Kaiser siguen divididos, desperdiciarán la oportunidad de entrar al balotaje.
Las tendencias en las encuestas: señales de alerta.
Los números no mienten:
Matthei sigue bajando (del 20% al 18%).
Kast sube (del 8% al 11%).
Kaiser se mantiene en 13%, pero aún es una incógnita: ¿ha llegado a su techo o seguirá creciendo?
Tohá ha pasado de 3% a 10%, confirmando que la izquierda se está reorganizando.
En este contexto, la gran pregunta es cómo llegará la derecha a la primera vuelta. Si Kast y Kaiser no encuentran un mecanismo de unidad, es posible que ambos queden fuera del balotaje mientras la izquierda y la derecha complaciente avanzan.
Unidad y estrategia: la clave del éxito
Las grandes transformaciones requieren liderazgo, inteligencia y capacidad de actuar en el momento adecuado. No basta con compartir principios o valores; se necesita visión estratégica para llevarlos al poder. La historia nos enseña que las grandes victorias se logran con unidad y liderazgo. O’Higgins y San Martín no actuaron en solitario; entendieron que para triunfar debían colaborar, dejando de lado protagonismos personales.
Kast y Kaiser enfrentan una decisión clave: competir entre ellos o encontrar una fórmula de unidad que permita a la derecha patriota llegar con fuerza a la segunda vuelta.
Recordemos que la Primera Vuelta no es un juego inocente. El apoyo de los perdedores a los ganadores de la Segunda Vuelta no es gratuito. Se paga con cupos en el gobierno, concesiones ideológicas y amarras que terminan condicionando la futura administración. Si se quiere un gobierno verdaderamente transformador, no puede depender de negociaciones con quienes han sido parte del problema.
No se trata de gestos simbólicos ni discursos grandilocuentes. La izquierda y la derecha tradicional ya están moviendo sus piezas, y si la derecha patriota no hace lo mismo, el resultado será predecible.
El peligro del “triunfo futbolístico”. No basta con conseguir algunos congresistas más. No aceptaremos que intenten vendernos un “triunfo futbolístico” con la excusa de haber ganado escaños en el Congreso mientras la izquierda mantiene la presidencia.
Si la izquierda gana La Moneda, cualquier victoria parlamentaria será irrelevante. La verdadera derecha no puede conformarse con ser oposición. El cambio real solo se logra desde el poder ejecutivo.
Conclusión: Unidad o desastre
El tiempo para reaccionar se agota. No podemos esperar a que la realidad nos golpee en la primera vuelta para recién entonces buscar acuerdos.
Si Kast y Kaiser realmente creen en la unidad, deben demostrarlo ahora, definiendo un mecanismo transparente y efectivo para consolidar una candidatura única antes de la primera vuelta. La historia no perdonará a quienes, por orgullo o cálculo personal, desperdicien esta oportunidad.
No escribo esto por mero criticismo ni para complacer a nadie. No soy un «lamebotas», y ustedes saben que quienes solo asienten sin cuestionar son los que terminan hundiendo los proyectos que dicen apoyar. Chile no necesita aduladores, necesita la verdad y la respetuosa autocrítica.
Que frustrante sería tener que votar nuevamente por «el mal menor», para solo evitar el triunfo de la izquierda y favorecer un Gobierno de Continuidad y Contención que, de igual forma, terminará sepultando a nuestra Patria.
*** “Las opiniones emitidas por los columnistas e invitados, son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento o la línea editorial de Infogate”.