Desde hace un tiempo que medios, opinólgos, encuestadoras, pseudos expertos en política y analistas de todas clase se han transformado en especuladores y broker’s prepresidenciales levantando nombres como posibles cartas para la presidencial de este año.
Pero la pregunta que todo ciudadano y medio de comunicación, en especial -antes de titular con los nombres de los ‘tocados por los dioses broker’s’– es qué negocio hay detrás de ese nombre.
La política como negocio
Como la política dejó de ser un fin cuyo eje principal es el servicio y buscar el bien para la Nación y hoy es un tremendo negocio (entre caja pagadora y oficina de colocaciones) que puede asegurar generaciones de generaciones de los incumbentes, lo que hay detrás de cada nombre que se lanza al enjambre de medios, no es más que un señuelo que permitirá negociar puestos, cupos (parlamentarios, edilicios, concejales y gobernadores) y el nombre del elegido sirve de ariete para esa operación.
Es tal el deterioro de la política que los partidos se han minimizado y lo peor es que son controlados, manejados y explotados por los parlamentarios que usan el partido como su guardia pretoriana para hacer y deshacer, tal como ha ocurrido en Evópoli, la UDI, la DC, el PS.
Partidos o sextas
La situación es tan compleja que muchos partidos se han transformado en sextas con gurúes que además son parlamentarios.
En este escenario los especuladores políticos y los broker’s han encontrado un manantial que les ha permitido crecer y hacer libremente su operación por los medios que incautamente se compran estas especulaciones como ocurre por ejemplo con la aparición del nombre de Eduardo Frei RT (81) que es funcional a determinados sectores y a ciertos medios de comunicación y encuestadoras.
El juego de los especuladores se parece mucho al «truco» juego de cartas muy popular en la Patagonia Chilena.
Por ahora los operadores están instalando nombres para forzar las negociaciones y en algunos casos para lograr que otros nombres se bajen, un juego perverso que daña la democracia y sigue deteriorando la confianza pública.