Por: Fernando Wilson L., Dr. en Historia, Profesor de la Facultad de Artes Liberales, Universidad Adolfo Ibáñez.
El reciente anuncio de un viaje del Presidente Gabriel Boric al Polo Sur, empleando medios de las Fuerzas Armadas demuestra varias cosas dignas de destacar.
Lo primero es la relevancia que este Presidente le ha dado a la soberanía antártica; no solo ha viajado ya varias veces, sino que este viaje en específico no se limita a la infraestructura de bases que se ubican en los archipiélagos al norte de la Península Antártica, sino que viaja varios miles de kilómetros al Polo Sur propiamente tal.
Este viaje no solo lo inscribe en la curiosidad de ser de los primeros líderes políticos en hacer un viaje así, sino que nos recuerda de la necesidad de articular una presencia real en dicho territorio. No hay duda de que Chile adscribe al Tratado Antártico, y la congelación de reclamaciones antárticas probablemente se extienda de forma indefinida, más allá de su revisión en algunas décadas más, implica que nuestro país está haciendo una afirmación positiva de su posición en el Continente Blanco.
Esto, además, es especialmente oportuno considerando los recientes y desagradables incidentes bilaterales que hemos tenido con Argentina. Quiero insistir en que no me refiero a los roces entre Gabriel Boric y Javier Milei, sino la constante presión que Argentina desarrolla sobre la soberania austral. Si bien Argentina ya no está en la posición de superioridad que mantuvo buena parte del siglo XX, donde se recurría directamente al amedrentamiento militar, sino a aproximaciones más híbridas, donde se plantea objetivos como el uso compartido del Estrecho de Magallanes y del Mar de Drake. Conviene recordar que esta reclamación aún figura en la Política de Defensa Argentina. También se agrega la nueva delimitación definida en relación a extensión de la Zona Económica Exclusiva sobre la base de la Plataforma Continental y el ya sempiterno problema delimitatorio en relación a Campos de Hielo Sur.
Ante estas situaciones, el Presidente Boric, quizás por sus orígenes magallánicos, comprende mejor que otros la relevancia de la soberanía antártica, y esta sucesión de actividades se vuelve no solo valioso, sino un bálsamo donde los chilenos pueden reencontrarse con la figura Presidencial después de lo que han sido los agitados años posteriores al Estallido del 2019 y de la Pandemia. Parafraseando la críptica frase nortina del propio Boric, quizás sería útil tener más Boric en la Antártica que peleando con la Oposición.
