Por: Edmundo González Robles, presidente de la Liga Marítima de Chile
La Región de Valparaíso y, en general, el Pacífico Sur enfrentan desafíos significativos en su desarrollo marítimo portuario. Nos hemos quedado atrás en la competencia hacia la conexión con el Asia-Pacífico, que es nuestro principal mercado de interés. Países como Perú, con proyectos como el Puerto de Chancay, avanzan rápidamente, mientras que en Chile enfrentamos retrasos excesivos en la implementación de proyectos clave debido a problemas de tramitología y la ausencia de una planificación estratégica que vaya más allá de los 4 años de los gobiernos de turno.
Para esta ecuación (Tramitología y Planificación Estratégica) debemos equilibrar el desarrollo portuario e industrial con la protección del medio ambiente, en plazo razonables que no afecten la competitividad del país.
La pronta materialización de los corredores bioceánicos que conecten nuestros puertos con Brasil, Argentina y otros países vecinos son fundamentales para el desarrollo, fortalecimiento de las regiones y crecimiento económico y que significa consolidarnos como puente eficiente hacia el mercado asiático.
Debemos priorizar inversiones estratégicas en proyectos como terminales marítimos en el Estrecho de Magallanes, no solo para la exportación de productos como el hidrógeno verde, sino también para aprovechar nuestra posición geográfica única.
El Estrecho de Magallanes es una zona de importancia geoestratégica no solo por el desarrollo de combustibles limpios, sino también como un punto clave de transferencia hacia los principales mercados del Asia-Pacífico y puerta de entrada a la Antártica donde Chile es el principal operador logístico hacia el continente blanco. No obstante, para materializar estas proyecciones, es imprescindible la colaboración coordinada entre las autoridades, el sector privado y los organismos reguladores, bajo un enfoque claro en la competitividad y la sostenibilidad.
Para el 2025, nuestra prioridad debe ser consolidar a Chile como un actor clave en el comercio marítimo internacional. Esto implica acelerar los proyectos portuarios pendientes, como el Terminal 2 de Valparaíso y el megaproyecto en San Antonio, reduciendo los tiempos de aprobación y ejecución. Si no actuamos con celeridad, otros puertos de la región, como Chancay en Perú, nos superarán con creces, especialmente cuando comiencen las fases más avanzadas de su desarrollo.