La doctrina de la “seguridad nacional” que Estados Unidos impuso en todo el continente americano, en la década de los 70, del siglo pasado, implicó extrema pobreza para la mayoría de los pueblos de la región; término por vía de terrorismo de Estado de repúblicas democráticas; profundización de la dependencia de las periferias hacia los centros hegemónicos de poder central, incluido el eurocentrismo estrechamente aliado a Washington.
En el ámbito de la relaciones internacionales, Estados Unidos impuso el concepto de “guerra fría” y señaló al “enemigo”, post segunda guerra mundial: La Unión Soviética y el campo socialista. Y a sus aliados en todo el mundo.
En su histórico “patio trasero”, Estados Unidos generó dictaduras y la imposición del neoliberalismo; del capitalismo salvaje; de la dominación del capital especulativo- financiero sobre los estados y sus economías. Sólo Cuba y otras naciones (Nicaragua y El Salvador), resistieron en ese momento a este embate que, hasta hoy, marca la historia y el presente referencial de la mayoría de los países americanos. Incluido, por cierto, Chile.\
Pinochet; los grupos políticos que respaldaron e impulsaron la dictadura; las corporaciones transnacionales y Estados Unidos, no tuvieron ningún límite en imponer el modelo del FMI, que esencialmente se mantiene hasta hoy. Si se compara, ni Bolsonaro llegó a esos extremos; y ni Milei (hasta ahora) ha podido imponer tal grado de radicalidad, polarización extrema, como la que se impuso y existe en Chile en esta materia estratégica.
En algún momento, producto de esta embriaguez cargada de prepotencia, la élite criolla habló del “laboratorio ejemplar” para el mundo. A esto, hasta hoy, esos sectores dominantes y hegemómicos le llaman “seguridad nacional”. Y lo peor, es que se le sigue asociando a este tipo de crecimiento económico y social. Y también a la seguridad nacional del Estado, respecto de las relaciones políticas, militares, económicas bilaterales y multilarerales que tiene Chile, hoy.
Las décadas posteriores, y el paisaje mundial y regional, muestran con creces nuevas realidades indesmentibles. Incluído el radical cambio del mundo, en tiempos históricos muy breves: La caída y desaparición de la URSS y el campo socialista; la emergencia de nuevos bloques de naciones (Rusia; China; India; Africa; Irán; Brasil); cambios cualitativos en el “patio trasero” con el surgimiento temprano de proyectos emancipadores que se sostienen en el tiempo (Brasil; Venezuela; Bolivia; México; Colombia), y otros que resistieron, como Cuba y Nicaragua. Lo más contundente, en las relaciones y correlaciones mundiales, es el desarrollo creciente del BRICS, y el camino casi inevitable hacia nuevos sistemas de mercado y monetarios, a nivel mundial. Es lo que Marx, en su momento, definió como la fase ulterior a la crisis del capitalismo salvaje y el capital especulativo-financiero.
Tal vez, es el momento que en Chile avancemos hacia un nuevo paradigma de real Seguridad Nacional, patriótica realmente, congruente por lo demás con nuestra historia de estado nacional, de justicia social y verdaderamente democrática. Lo que ha ocurrido en estos días, en Perú, con la inauguración de un mega puerto que marcará totalmente las relaciones económicas y comerciales de China; toda Asia Pacífico, con nuestro continente y con el mundo, es sólo un ejemplo del costo brutal que tiene sostener, tozudamente, un paradigma reaccionario que nos mantiene subordinados a los centros de poder políticos y militares actualmente predominantes.
En Centroamérica, en estos tiempos se despliega otro proyecto de esa dimensión, que bien podría dejar obsoleto (en tiempos históricos y económicos breves), al canal de Panamá.
El puerto que se ha inaugurado en Perú, originalmente, se pudo haber construido en el norte de Chile. La voluntad política de hacerlo existió. Pero las élites económicas y políticas de Chile, se resistieron. Primó el reaccionario pardigma de “seguridad nacional”, en las dos dimensiones.
***Juan Andrés Lagos E.**, es periodista y analista; encargado de relaciones políticas del Partido Comunista de Chile.
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