El conflicto entre Irán e Israel ha encendido las alarmas en el panorama internacional, no sólo por sus implicancias políticas y militares, sino también por el impacto que podría tener en los precios globales de los combustibles. La región, clave para el suministro mundial de petróleo, podría desencadenar una nueva crisis energética que afectaría directamente el bolsillo de millones de personas en todo el mundo, incluyendo América Latina y, especialmente, Chile.
Rodrigo Durán Guzmán, analista internacional y académico, advierte que este conflicto podría tener consecuencias inmediatas en las economías latinoamericanas, donde gran parte del crudo se importa desde el extranjero. «Si el estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20% del petróleo mundial, se ve afectado por las tensiones, el impacto en los precios de la gasolina será inevitable», comenta Durán Guzmán, «en Chile, dependemos casi completamente de las importaciones de crudo, por lo que cualquier interrupción en el suministro afectará de manera directa a los consumidores».
A lo largo de 2024, los precios de la gasolina han ido en aumento, pero la escalada de este conflicto podría llevar los costos a niveles insostenibles. Actualmente, el barril de petróleo Brent, el que se compra en Chile, cerró este miércoles en US74,67, pero los expertos no descartan que supere los 110 dólares si la situación en Medio Oriente empeora. Esto no sólo afectaría el precio en las estaciones de servicio, sino que se convertiría en un golpe directo al bolsillo de las familias chilenas y latinoamericanas.
Según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía, cada incremento de 10 dólares en el precio del barril de petróleo puede generar un aumento del 5% en los precios de la gasolina. En Chile, donde el precio de la gasolina ya ha subido un 15% en el último año, esto representaría una nueva carga para los ciudadanos, que verían cómo se encarecen no solo los costos de transporte, sino también productos básicos, debido al alza en los costos logísticos.
Rodrigo Durán Guzmán destaca que este tipo de crisis no afecta sólo a los conductores, asegurando que “cuando sube el precio de la gasolina, se encarece el transporte de mercancías, lo que genera un efecto dominó en los precios de los alimentos y otros bienes esenciales. Las familias de menores ingresos son las más vulnerables ante estos incrementos», señala. El impacto en el costo de vida podría ser devastador, no sólo en Chile, sino en gran parte de América Latina, donde muchas economías ya enfrentan desafíos inflacionarios.
Por otro lado, un aumento sostenido en los precios de los combustibles también podría ralentizar la recuperación económica post-pandemia. «Las economías latinoamericanas están en una etapa de reconstrucción, y un incremento en los precios del crudo podría frenar ese proceso. La incertidumbre en los mercados energéticos crea inestabilidad que afecta tanto a las empresas como a los consumidores», agrega Rodrigo Durán Guzmán.
El profesional agrega que las repercusiones de esta crisis geopolítica podrían sentirse en los surtidores de gasolina de Chile y América Latina en cuestión de semanas. Con la volatilidad en los precios del petróleo y la presión inflacionaria, los próximos meses serán decisivos para entender hasta dónde llegarán los efectos de esta crisis en la vida cotidiana de millones de personas.