Los últimos gobiernos de algunos países como Venezuela o Argentina, aplican la diplomacia del garrotazo cuestión que en otro tiempo habría desencadenado un conflicto armado.
Tanto Maduro y Milei abusan de su condición de Jefes de Estado y cometen toda clase de tropelías diplomáticas, con insulto y amenazas verbales que más bien son propias de adolescentes malcriados pero que no le corresponden a un Jefe de Estado, los que los convierte en dictadorcillos bananeros.
Resulta que en esta disputa de quienb es mas «choro», la Justicia de Argentina ha ordenao la captura de los jerarcas venezolanos: Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
Los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Mariano Llorens, integrantes de la Sala I de la Cámara Federal de Buenos Aires, fallaron en favor de esta medida, como si se tratara de un fallo de la Corte Internacional de Justicia, porque hasta donde se sabe la justicia nacional de un país no tiene repercusiones en otro salvo que existan tratados y/o acuerdos, pero hasta donde se sabe Argentina no tiene un pacto global para que reconozcan sus fallos judiciales como universales, más cuando Argentina es reconocida internacionalmente por no cumplir ni respetar los Tratados firmados y bien lo sabe Chile.
El fallo dice en una de sus partes: «…en consideración de la gravedad y trascendencia de los hechos, pero especialmente, que se denuncian como ejecutados por la estructura misma del Estado venezolano, y que se seguirían perpetrando al día de la fecha, a fin de evitar un entorpecimiento en la investigación, poner fin a la continuación de la trama delictiva y evitar futuras víctimas que padezcan irreparables violaciones a los derechos humanos, corresponde disponer la inmediata detención -vía Interpol- de Nicolás Maduro Moros y Diosdado Cabello, con fines de extradición a esta República Argentina”.
La acción legal fue realizada por el abogado Tomás Farini Duggan, representante legal de Foro Argentino por la Democracia en la Región (FADER) que contó con el apoyo de la Fundación Internacional para la Libertad, que dirige el peruano Mario Vargas Llosa, quien también se hizo parte en la causa.