Las recientes elecciones en Venezuela ponen en entredicho y reflota el cuestionamiento un tanto disímil ¿Es factible catalogar al régimen de Nicolas Maduro como una dictadura?
Para despejar dudas sobre la certeza de estar frente a un gobierno autócrata debemos poner en contexto algunas reglas que se deben cumplir para definir y catalogar como tal al régimen; esta reflexión no intenta ser sesgada, sino que establecer realidades del entorno del proceso democrático casi como un juego de Verdadero o Falso.
Como primer mandamiento, recordando el texto sagrado, es dilucidar si existe o no la concentración en el poder de minorías; en realidad a la luz de los hechos, el amiguismo y nepotismo post Chávez la viabilidad no es lejos de ser incierta; un nuevo ítem es la realización de elecciones libres y populares como cualquier democracia que se precie como tal; esta última hace unos días con distintos candidatos tanto el oficialista a la reelección como sus opositores en la papeleta que debiesen estar con idénticas impresiones para no intentar influir en la decisión del elector, cabe mencionar que también en esta ocasión hubo controversia en favor del candidato Maduro, a continuación seguimos con otros reglas de vital importancia como es la presencia de veedores internacionales y nacionales opositores al régimen y nuevamente fuimos espectadores de irregularidades en las innumerables deportaciones de autoridades y periodistas que pretendían cubrir y ser parte de este magno y significativo evento para el pueblo venezolano y un punto no menor a considerar es el control de los medios de comunicación y la manifiesta manipulación en la información y publicidad con abierta libertad de expresión al igual del derecho a reuniones que fueron a su vez fuertemente reprimidas.
Con el objeto de ser una elección transparentada y contar con la anuencia de la oposición en el conteo de votos y acceso a actas tecnológicas en este caso al termino de la jornada posterior al cierre de las mesas sucedió que al contabilizar un tercio de las preferencias se impide hasta la finalización del proceso la presencia de quienes saboreaban y palpaban una victoria más cerca que nunca.
Ese mismo día, la represión a los manifestantes que recusan los resultados no se hace esperar por la policía después de 6 horas en espera de los resultados oficiales sin acceso a éstos y se convierte en el “baño de sangre” pronosticado en días previos por el presidente se convierte en realidad con 19 fallecidos y cientos de detenidos que reflota una frase del mexicano Benito Juárez “Entre los individuos, como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz».
Señor(a) lector(a) una vez leída esta columna quizás pueda tener una visión si catalogar o no al gobierno triunfador como una dictadura.
Por: Gaspar Taglaiti***
***“Las opiniones emitidas por los columnistas e invitados, son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento o la línea editorial de Infogate”.