Este lunes los titulares de la prensa local son el peloteo de la cuestionada Copa América y el triunfo de la controladora de la Conmebol, pero poco se habla de la gravísima situación que se dio este fin de semana en el Gran Santiago: balaceras descomunales perpetradas por bandas fuertemente armadas y pistoleros que mataros a varias personas. Lo anterior recuerda otra balacera descomunal ocurrida el 3 de julio de 2022.
En la madrugada del domingo, en Quilicura acribillaron a 4 muchachos de entre 13 y 17 años, que estaban en una plaza de la población Raúl Silva Henríquez. Desde un vehículo los masacraron con ráfagas disparadas -según se investiga- con armas automáticas, hasta ahora se han contabilizado 40 disparos. El fiscal del Equipo Contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH) Daniel Contreras, explicó en ese día que los tres fallecidos cuyas edades van «de entre 13 a 17 años» se encontraban «en un cumpleaños, en una fogata».
Pero estas balaceras no solo se dan en el Gran Santiago: También en la madrugada del domingo, hubo otro baleo en la Villa Independencia (Viña del Mar) done un hombre fue asesinado a balazos confirmó la PDI y eleva a 4 la cifra de asesinados a balazos durante la semana pasada en la vecina región, informó la Fiscalía Regional de Valparaíso.
Y este lunes, al alba dos colombianos fueron baleados en la intersección de calles Gamero con Escanilla (Independencia), uno de ellos murió. Según el reporte de la PDI, las víctimas se encontraban esperando un vehículo de aplicación, pero aparece un auto desde el cual les disparan.
Así suma y sigue la lista de baleos callejeros sin control, donde queda en entredicho la funcionalidad de las miles de miles de cámaras de seguridad instaladas en las calles capitalinas: NO SIRVEN DE NADA, porque los pelotones de asesinos se trasladan libremente.
Así las cosas, seguramente habrá desfile de políticos oportunistas culpando al gobierno de turno y pidiendo estado de sitio, que salgan las FFAA a combatir a los delincuentes (aunque no sea su función), cuando la realidad muestra que este problema no es solo de este Gobierno, sino que de varios otros que en función de preceptos (teorías buenistas) como resguardo de derechos por sobre obligaciones han hecho de la sociedad nacional una permisiva en que todo vale y donde los criminales y el crimen organizado ha encontrado un sistema debilucho, garantista para con ellos por sobre la seguridad de la ciudadanía.