- Pesimismo se atribuye principalmente a las consecuencias del alza en los costos de los insumos y la disminución en el empleo.
Una fuerte disminución de 6 puntos registró el último Índice de Percepción Empresarial Regional, IPER Biobío, que cayó de 55 a 49 puntos respecto de la medición anterior, de diciembre de 2023. Se trata del mayor descenso desde 2019, evidenciando el pesimismo de los ejecutivos locales frente a la situación económica que vive el país.
La encuesta aplicada entre el 4 y el 28 de junio y que semestralmente elaboran la Universidad Andrés Bello, la consultora EY y la Cámara de la Producción y del Comercio Biobío, CPC Biobío, reveló la percepción de 107 empresarios y líderes de opinión del Biobío, quienes representan en un 72% a las grandes empresas de la zona, mientras que el 28% restante se divide entre pequeñas y medianas.
Entre los motivos de esta baja en los resultados, Mauricio Pérez Wilson, socio adjunto de Impuestos de EY Concepción, apunta a la aprobación de normativas como la Ley de 40 horas y sueldo mínimo, además de una percepción de aumento de los costos en los insumos para los próximos meses.
“En efecto, recordemos que en abril de este año comenzó a regir la ley que reduce gradualmente la jornada laboral, concretándose la primera reducción obligatoria de la jornada de trabajo de 45 a 44 horas, y cuya forma de aplicación fue muy discutida por diversos sectores. Así, un 47% de los encuestados estima que esta reducción de jornada provocará un incremento de los costos y un 19% que tendrá efectos en una disminución de la productividad”.
Además, según Pérez Wilson, existe una perspectiva menos favorable para los empresarios de la región, considerando “especialmente, sus variables internas, así como una menor proyección de sus ventas y utilidades, junto con un alza de costos de los insumos. Esto se podría explicar porque aún observan una economía ralentizada, un panorama no auspicioso para la inversión y el empleo en la región y una percepción de incertidumbre legislativa que afectan en temas de productividad y seguridad.”
Se trata del “peor resultado en dos años” para este indicador, señala Ricardo Fuentes, director de Ingeniería Comercial y Postgrado de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello. “El score del IPER se construye en función de las variables inversión, ventas, utilidades, empleo, remuneraciones y los costos de insumo. Todas ellas, a excepción de las remuneraciones, se ven afectadas negativamente según los principales ejecutivos de nuestra región”, explica el académico.
INVERSIONES A LA BAJA
Los resultados del último IPER dan cuenta, además, de que, en relación con las inversiones al interior de la empresa, el 41% de los consultados mantendrá el nivel actual, un 24% las aumentará y un 23% las disminuirá. Destaca el hecho de que el monto de inversión, en su mayoría (65%), no superará los US$5 millones y 36% las destinará estos recursos a reparaciones y mantenciones, mientras que el 17% a generar una mayor capacidad productiva.
Para Álvaro Ananías, presidente de CPC Biobío, estos resultados demuestran que “los sectores ancla de la economía regional están atravesando distintas dificultades como la falta de masa forestal y de incentivo a la reforestación, la inseguridad, la incertidumbre ante una nueva ley de pesca, entre otros, lo que atenta contra la sostenibilidad de estos sectores en el Biobío”.
Entre las principales problemáticas que avizoran las empresas para invertir el 29% detalla que se debe a la incertidumbre sobre la situación económica o política del país, 16% incertidumbre sobre sus ventas, el 13% a los cambios en las condiciones de entrega de permisos o demoras en aprobaciones mientras que el 10% asegura se debe a las restricciones en las condiciones de financiamiento.
Para el líder gremial “la baja en la inversión es consistente con que las empresas sólo tengan proyectos de mantenimiento. En este sentido, desde la multigremial consideramos que, dado el estrecho vínculo entre empleo y crecimiento, si queremos mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la región, resulta absolutamente necesario que el Gobierno fortalezca tres requisitos que para el sector privado son habilitantes para el crecimiento: seguridad, certeza jurídica y competitividad tributaria.
Asimismo, el IPER muestra que el 49% de las empresas cree que disminuirá la inversión en la región y el 45% considera que el crecimiento será similar al nacional. Para el líder gremial “eso tiene que ver principalmente con que la región está más complicada que el resto del país, debido a que los sectores que sostienen la economía regional están bastante detenidos por la incertidumbre”, explicó Ananías.
PREOCUPACIÓN POR EL EMPLEO
En línea con estos resultados, la situación del empleo es, sin duda, una de las más preocupantes, debido a que un 29% de los empresarios cree que los puestos de trabajo disminuirán al interior de su empresa. Esto es, 9 puntos más que en la medición de diciembre de 2023, lo que sugiere una correlación respecto a la baja proyectada en ventas y utilidades de las empresas locales. Desde una visión más global y al ser consultados sobre el desempleo regional, se mantiene el pesimismo: 51% cree que aumentará.
En su versión número 26 el estudio profundizó, además, respecto de los efectos del cambio climático para las firmas en la zona. El 56% cree que se ven medianamente o muy afectadas, lo que se une a las preocupaciones bases del entorno empresarial, concentrándose en los eventos asociados la sequía con un 30% de preferencias y a las precipitaciones con un 29%, respectivamente.
Sobre la situación del país, Ricardo Fuentes destaca que un 41% de los ejecutivos consultados cree que el crecimiento económico nacional se situará entre un 2,1% y un 3%. “Esto está muy relacionado con las expectativas de crecimiento, que recientemente se redujeron debido al resultado del IMACEC de mayo. Ese mes, la economía de nuestro país sufrió un fuerte revés, ya que solo se expandió un 1,1% en comparación con la medición anual anterior, muy por debajo del 2,8% proyectado. Esto evidentemente reduce las proyecciones de crecimiento esperadas, situándolas por debajo del 3%, una mala noticia que indica desaceleración y demuestra una fragilidad en la economía, especialmente en el comercio y los servicios» puntualizó.