- En el contexto del Día Mundial del Perro, que se conmemora cada 21 de julio, Fonoinfancia recuerda a madres y padres la importancia de acompañar y contener a niñas y niños en este proceso.
Es innegable el lugar que hoy tienen las mascotas en las familias. La preocupación por su bienestar y salud es permanente, procurando entregarles todos los cuidados necesarios, considerando sus características particulares: no es lo mismo atender a un perro que a un gato, conejo u otra especie.
Ya sea Cachupín, Firulais, Canela o Princesa, el perro ocupa un sitial especial, así al menos lo dicen las cifras. A inicios de año, más de dos millones y medio de animales estaban inscritos en el Registro Nacional de Mascotas, siendo 1.826.724 ejemplares caninos. Por ello, es válido preguntarse cómo afrontar la muerte de un perrito con niñas y niños, en especial si este 21 de julio se conmemoró el Día Mundial del Perro.
En términos generales, el duelo puede ser definido como un proceso emocional que atravesamos las personas tras sufrir algún tipo de pérdida –incluidas las simbólicas– y que hace referencia a las reacciones psicológicas, físicas y emocionales que podemos experimentar al enfrentarnos a ello.
Carolina Diez Pastene, supervisora del programa Fonoinfancia, de Fundación Integra, indicó que “si bien solemos asociar el duelo a la muerte de un ser querido, existen otras pérdidas que nos pueden llevar a este proceso, tales como un cambio de casa, separaciones de pareja o la muerte de una mascota. Muchas veces, no logramos dimensionar el real impacto que tiene en niñas y niños, ya que esperamos que se adapten rápidamente, sin considerar que ellas y ellos también atraviesan un duelo, por lo que requieren tiempo para procesar esta experiencia y adaptarse a la nueva realidad”.
ACOMPAÑANDO A LA NIÑEZ
Desde Fonoinfancia, recuerdan que es importante considerar las singularidades de cada niña y niño al hablar sobre el duelo, aunque es posible tomar en cuenta algunasorientaciones generales:
- Es clave que las personas que acompañen a la niña o niño busquen apoyos que faciliten la estabilidad necesaria para ofrecerles contención y/o soporte.
- En general suele ayudar reestablecer prontamente las rutinas de niñas y niños, brindando así cierta estabilidad y confianza en que su mundo no se desmorona tras la pérdida vivida.
- Es vital poder establecer espacios de diálogo centrados en la verdad y abiertos a la escucha de inquietudes, temores y preguntas de niñas y niños.
Carolina Diez detalla que “niñas y niños entre 0 y 2 años podrían mostrar cambios anímicos ante una pérdida significativa, pudiendo volverse más irritables, con cambios en el apetito y ciclos de sueño. También podrían experimentar regresiones hacia etapas evolutivas anteriores, se muestren más dependientes o que pierdan el interés por juguetes y actividades que antes las y los motivaban”.
Desde los tres años y hasta los seis, podrían mostrarse confusos, perplejos y preguntar dónde está el perrito, aunque ya se les haya explicado. También pueden tenercomportamientos regresivos, como una actitud más irascible, quejosa y dependiente. Niñas y niños mayores de seis años, a pesar de su mayor conciencia sobre la muerte, podrían reaccionar negando la realidad mostrándose más activos, buscando estar permanente alegres para alejar el sentimiento de dolor.
Ante una pérdida como esta, es clave saber que niñas y niños tienen diferentes representaciones sobre la muerte según su edad. Por lo general, antes de los 5 años no tienen claridad acerca de tres elementos centrales sobre la muerte: que es irreversible, se caracteriza por la ausencia de funciones vitales y que es universal, es decir, que todos debemos morir en algún momento.
Por último, las familias ante dudas sobre cómo abordar esta y otras situaciones asociadas a la crianza y al bienestar de niñas y niños, pueden contactar a Fonoinfancia, a través del teléfono gratuito 800 200 818 y/o desde el chat disponible en fonoinfancia.cl, donde un equipo de psicólogas y psicólogos expertos en temas de niñez, crianza y familias podrán responder y orientar.