Por: Gaspar Tagliati***
Que duda cabe, el deporte es una suma de beneficios tanto físicos como psíquicos la práctica desde un simple amateur a un excelso profesional siempre es bienvenida; al referirse a profesional implica de inmediato competición y su estrecha relación con el dinero que van desde la comercialización excesiva con virtuales corrupciones y ciertamente la real perdida de los valores deportivos.
Los deportes profesionales están detrás de una industria multimillonaria con patrocinadores, medios de comunicación y publicidad que resta a los beneficios enfocándose solo en el éxito financiero.
En el fútbol con otras contadas disciplinas, por el echo de ser tan masivas, es notoria la desigualdad entre ligas y países que dan mayores réditos económicos a quienes manejan los destinos del popular deporte, pero que viene con un aderezo amargo: los escándalos de sobornos, de dopaje, de amaño de partidos, el fair play que afectan y de paso destruyen la esencia deportiva.
Pese a todo lo conocido y ya dicho el fanatismo muchas veces descontrolado coopera con masivas presencias en los recintos deportivos sopena del costo elevados de las entradas para alentar a todo pulmón a sus ídolos desde cada rincón.
Esta columna no se refiere a la calidad ni el desempeño de cada equipo eso es discusión para los especialistas, pero si es menester detenerse a analizar el VAR (video assistant referee) confirmado por la FIFA para la copa del mundo 2018 que en teoría aporta justicia y evitar errores humanos que condicionen un resultado a los dictámenes del árbitro en cancha, quizás un gol en fuera de juego, un penal, una mano no visualizada o una agresión sin justificación como sucedió en el partido con Canadá no sancionada y curiosamente minimizada por el equipo del VAR, cabe mencionar que este país será sede del próximo mundial 2026 y el empate con Chile lo dejaba en carrera en el torneo actual.
La noche del sábado 29 de junio, el planeta futbol y especialmente para la fanaticada chilena fue otra amarga derrota en un continente que lleva décadas favoreciendo recurrentemente en forma oscura y muy retorcida a países que convocan la mirada mundial desde una cúpula denominada Conmebol donde la imparcialidad queda -como de costumbre- absolutamente al debe dejando entrever que algo no funciona para Chile en este club de peloteros.
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