Por: Alberto Barrera***
Al leer la entrevista en un diario de circulación nacional a una persona que se declara amigo del Presidente y que señala: “Estoy agradecido porque los cargos en que estoy son de confianza presidencial, por lo tanto, a quien le reporto es al Presidente de la República”, me surge una preocupación: quiso decir que por ser amigo del Presidente no responde a nada y por eso, además, tiene dos altos cargos de función pública?
Una de las cuestiones sorprendentes de este personaje es que siendo un funcionario público que toma decisiones importantes sobre políticas públicas que afectan a la sociedad chilena, es que diga, con total desparpajo, que «No me cabe ninguna duda que esta generación va a tomar lecciones y va a llegar a La Moneda nuevamente, con el aprendizaje de este periodo».
Querrá decir con eso que el actual gobierno es un ensayo de laboratorio en que los ciudadanos somos conejillos de Indias? Es este gobierno una práctica laboral o un ensayo para que los que están a cargo de gobernar aprendan mediante ensayo y error para ser un mejor gobierno en otro período? Yo voté por Boric en segunda vuelta, pero, dadas estas impúdicas declaraciones, pongo en duda votar por el nuevamente (si en un futuro vuelve a estar en la papeleta). Punto aparte son las altisonantes declaraciones que Boric realizó cuando estaba en campaña; una de las cuestiones que no sucederían en su gobierno sería hacer política desde el “amiguismo”.
La realidad ha demostrado todo lo contrario, para decepción de muchos y muchas que creyeron y aplaudieron ese principio. Estos casos de promesas rotas están a la vista.
El embajador de Chile en España es otro caso y quizás cuantos más existen que los ciudadanos desconocemos.
El adulto joven de la entrevista declara ser apolítico y menosprecia la política, pero toma decisiones políticas a cada momento sin dejar de seguir haciendo sus negocios como “empresario emprendedor”, como el mismo se define.
Mi mirada es que la mirada política desde el mundo de la personas que son como este señor, vive o debiese vivir en el ámbito de lo simbólico, vale decir, quienes están en ella buscan legítimamente el reconocimiento de la ciudadanía por su labor desplegada en la sociedad y los empresarios, viven en el ámbito de lo financiero en búsqueda de ganancias y lucro para sí mismo y otros, para seguir creando emprendimientos, pero siempre buscando rentabilizar su inversión.
Los actuales bajísimos índices de credibilidad del mundo empresarial y político en la ciudadanía han llevado a estos dos mundos a los últimos puestos de aceptación y credibilidad cuando se perdieron las fronteras entre estos dos mundos.
Muchos políticos envolvieron lo empresarial y muchos empresarios envolvieron la política. Por tanto, la ciudadanía es la perjudicada en este cruce de fronteras ya que aparece rápidamente la corrupción y que vemos que sucede desde hace ya varios años en nuestra sociedad. La única manera en que podamos construir una sociedad próspera, sana y justa para y con sus ciudadanos, es que los empresarios se dediquen a producir valor y vivan con transparencia en el ámbito financiero; y que los políticos se dediquen a producir futuro y buenas políticas públicas, quedándose en el ámbito del reconocimiento. Solo así los ciudadanos respetarán y creerán a sus políticos y empresarios.
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