- El inédito estudio realizado por el Observatorio Latinoamericano de Salud (OSLE), reveló que el 32,6 % de los diputados chilenos se siente frustrado en su función parlamentaria. Otro porcentaje importante siente rabia.
- El director ejecutivo de la ONG Liderazgo Chile y presidente del OLSE, Arnaldo Canales, considera que las emociones negativas obstaculizan el trabajo legislativo.
Cuarenta parlamentarios participaron de la “Primera encuesta sobre el mundo emocional de congresistas en Chile”, realizada por el Observatorio Latinoamericano de Salud Emocional dependiente de la ONG Liderazgo Chile, con el objetivo de conocer cuáles son las emociones más frecuentes entre los diputados en su función de servidores públicos.
Según la encuesta, un 32,6% de los diputados responde que la frustración es la emoción predominante. Uno de los participantes del estudio, el diputado Cristián Labbé, explica que “hay mucha frustración, tomando en cuenta que uno presenta proyectos y muchas veces quedan entrampados y no tenemos las facultades que quisiéramos para ayudar a Chile”.
La segunda emoción predominante según el estudio es la rabia, que tuvo un 12,2% de menciones. “La rabia nubla y enceguece, ojalá no estuviera presente en el debate legislativo, pero por supuesto que cada vez que uno sale a su distrito escucha a cientos de personas que se te acercan y te transmiten rabia y esa rabia se transmite en el debate que se da dentro del Congreso”, sostiene el diputado Jorge Alessandri.
Para Arnaldo Canales, director de la ONG Liderazgo Chile, “el predominio de emociones negativas obstaculiza el trabajo legislativo y puede afectar el proceso de toma de decisiones, generando conflictos y dificultad en la búsqueda de soluciones consensuadas”.
Canales agrega que los chilenos no sabemos discutir, “por eso es importante que los legisladores puedan regular estas emociones de manera constructiva para facilitar el progreso y la cooperación en el ámbito legislativo”.
Colaboración Legislativa
Uno de los hallazgos más reveladores del estudio fue que al consultar sobre la emoción que más obstaculiza la colaboración legislativa la rabia pasó al primer lugar, disparándose con un 53,3% de menciones, seguida del miedo con un 22,2%. “Chile a partir del malestar social pasó a un estado de rabia, indignación que a ratos tomó tintes de violencia, pero la tarea de la política y de la conducción institucional es hacer de esa indignación una expresión que después deviene en reflexión y por último en acción. La tarea es hacerle ver a las personas que desde la indignación no surge ningún cambio significativo”, sostiene el diputado Diego Schalper.
Arnaldo Canales resalta que “la nula gestión de la rabia es una de las consecuencias de nuestro analfabetismo emocional y lo vemos día a día, y los congresistas requieren una buena regulación para un ambiente colaborativo entre distintos partidos, pues implica la necesidad de fomentar el diálogo, el respeto mutuo y la búsqueda de puntos en común. Los mecanismos de mediación, la comunicación abierta y el entendimiento de las diferencias son fundamentales para canalizarla de manera constructiva y promover la colaboración en la búsqueda de soluciones”.
Conexión Emocional ciudadanía-legisladores
Al explorar el grado de empatía y conexión emocional entre los legisladores y los ciudadanos, se descubrió que el 70% de los diputados entrevistados considera que este nivel es bajo, con una evaluación general promedio de 5,1 en una escala de 1 a 10. “Hay cero vínculo. Creo que soy de las pocas que puede caminar tranquila por la calle, pero la gente detesta a los políticos y sienten que los parlamentarios están totalmente alejados de sus intereses.”, opina la diputada Pamela Jiles.
Este nivel promedio de empatía indica un margen considerable para mejorar la relación y comprensión entre los representantes y sus representados. “Pienso que en los distritos de cada parlamentario la valoración que tienen es amplia, pero si hablamos en términos generales de la valoración de la ciudadanía de la política o el Congreso, sin duda no es positiva”, afirma el diputado Leonardo Soto.
“Creo que el Congreso Nacional genera un efecto de desconexión con la realidad de afuera. Te encierras y a veces eso hace perder un poco las perspectivas en torno a las decisiones que uno fue tomando. Se votan y discuten tantos proyectos de diferente índole que se pierde la perspectiva de su impacto fueras de las paredes del Congreso”, complementa el diputado Tomás Lagomarsino.
Emociones Prosociales
En cuanto a la importancia de fomentar emociones prosociales, como la colaboración y la empatía, el 94,9% de los encuestados considera importante esta iniciativa. “Esto sugiere que existe una conciencia colectiva sobre la relevancia de mejorar las relaciones interpersonales en el ámbito legislativo para lograr un trabajo más efectivo y cohesionado”, finaliza el director de la ONG Liderazgo Chile.