La renuncia del director de la PDI materializada ayer y la inminente renuncia que debería presentar el general Director de Carabineros que será formalizado en mayo próximo desnuda una realidad que la mal llamada clase política y el gobierno de turno NO QUIERE VER: EL DESMORONAMIENTO MORAL DE LAS POLICÍAS, que arrastran -además- un abultado prontuario de corrupción y delincuencia que solo favorece su constante perdida de autoridad y confianza pública que redunda en que el crimen organizado, el narco y la brutal delincuencia armada importada se empodere y seguramente sede ayer están en una bacanal celebrando la caída del máximo jefe de la Policía de Investigaciones de Chile.
La crisis moral de Carabineros y la PDI se transforma en que ambas instituciones hoy estén totalmente deslegitimadas al igual que los partidos políticos y el Congreso en su conjunto. La gravedad de esta crisis es que deja al país desnudo, indefenso en lo más básico, es como si ‘tu ángel de la guarda’ haya renunciado y te abandone.
EL problema es que los análisis en relación a la crisis de Carabineros, por ejemplo, se centran en la forma y no en el fondo y se quedan en la ‘herencia de la dictadura’ y no toca la causa basal de la crisis, así se desprende por ejemplo del trabajo «Carabineros de Chile. La crisis institucional» elaborado por Augusto Varas, Doctor en Sociología, Presidente de la Fundación Equitas, junto a otros investigadores sostienen: «Las principales normas que regulan las actividades del Cuerpo de Carabineros de Chile y sus relaciones con el poder político y la sociedad fueron establecidas en dictadura a partir de un diseño institucional incompatible con la democracia. En lo sustancial, éstas se han mantenido hasta hoy. Sus dificultades para proteger los derechos ciudadanos, los escándalos de probidad y las violaciones a los derechos humanos en democracia han evidenciado una crisis más general, del Estado, la que no ha sido posible de ser superada por los diversos gobiernos. Los principales problemas que explican la crisis de Carabineros son su autonomía institucional, su carácter militar y las características organizacionales derivadas, una anquilosada doctrina, escasa transparencia, débiles sistemas de rendición de cuentas, y deslegitimación social. Las múltiples reformas propuestas y las escasas medidas implementadas muestran el equivocado y limitado diagnóstico de la crisis, lo que ha permitido mantener los factores estructurales que la explican y cuya superación debería generar un nuevo tipo de policía civil» (Documento del Laboratorio Constitucional de la UDP publicado en 2021).
Así las cosas el país queda a merced de la ‘Providencia’ en materia de seguridad pública a menos que el gobierno de turno y los políticos (Congreso y partidos) tomen esta crisis como una cuestión de Estado y no como una ‘oportunidad’ electoral que terminará favoreciendo a que se instale la ‘clase criminal’ como el nuevo ‘amo’ de Chile.
