Por: Pamela Caro, Directora Centro CIELO UST; y Vanessa Zúñiga, docente, Universidad Santo Tomás
En el siglo XIX, Eloísa Díaz, la primera médica chilena, desafiaba el pensamiento tradicional de su época sobre lo que debían o no hacer las mujeres. Su historia nos enseña que la verdadera revolución se encuentra en la superación de obstáculos, convirtiéndose en un faro de esperanza para muchas sudamericanas al revelarse ante las normas de su época. Dos siglos después, las mujeres seguimos trabajando para lograr una mayor inserción laboral en áreas masculinizadas. La Cepal y OIT (2019) indican que la participación laboral femenina impulsa el crecimiento económico al reducir las brechas de género y fomentar la igualdad, contribuyendo así a la disminución de la pobreza.
No obstante, para avanzar más sustantivamente es crucial aumentar la participación femenina en las disciplinas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), especialmente considerando que diversos estudios prevén que casi el 75% de los empleos estarán vinculados a este campo para el 2050. Este 11 de febrero, en que se conmemora del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, es una oportunidad para celebrar logros, pero también para reflexionar sobre los desafíos que persisten.
Valoramos las políticas públicas como Más Mujeres Científicas (+MC), propuesta por el MINEDUC, ya que permitirá fomentar una cultura institucional con mayor diversidad y equidad de género, al otorgar más cupos en carreras STEM. Superada esa barrera, necesitamos avanzar hacia un modelo donde más mujeres asuman liderazgos en dichas áreas. Para lo que se requiere interrogar los estereotipos sociales y comprometernos a crear un futuro donde todas las mentes tengan la oportunidad de contribuir al avance científico y tecnológico. Estamos convencidas que la diversidad de enfoques permitirá mayor innovación y desarrollo sostenible para Chile.