Alberto Fujimori dejó la noche de este miércoles 6 de diciembre su celda del penal de Barbadillo (ATE), donde purgaba condena por los asesinatos de Barrios Altos y La Cantuta. El Tribunal Constitucional (TC) ordenó ayer martes -en evidente oposición a la Corte IDH- que se restablezca la ejecución del indulto otorgado en diciembre de 2017 (a horas de la Nochebuena) por el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Tras casi seis años de proceso, con idas y venidas de las partes involucradas, y con un amago de excarcelación en 2022, el máximo organismo intérprete de la Constitución Política del Perú resolvió que el padre de Keiko Fujimori, de 85 años de edad, recobre su libertad por ‘motivos humanitarios’, tal como lo adujo -en su momento- el gobierno de PPK.
El TC declaró fundado el recurso y falló en favor del expresidente Fujimori. En su resolución, ordenó al Instituto Nacional Penitenciario (INPE) y al director del penal de Barbadillo que “en el día” se disponga la inmediata excarcelación “bajo responsabilidad”.
Entre los argumentos el organismo remarcó que el pronunciamiento de la Corte IDH “se contrapone a la ejecución de la sentencia constitucional del presente caso” y que existiría una “falta de competencia” dicho tribunal internacional.
El martes de 5 de diciembre, el TC declaró fundado el recurso y falló en favor del expresidente Fujimori. En su resolución, ordenó al Instituto Nacional Penitenciario (INPE) y al director del penal de Barbadillo que “en el día” se disponga la inmediata excarcelación “bajo responsabilidad”.
Entre los argumentos el organismo remarcó que el pronunciamiento de la Corte IDH “se contrapone a la ejecución de la sentencia constitucional del presente caso” y que existiría una “falta de competencia” dicho tribunal internacional.
“Queda fuerta de su competencia (de la Corte IDH) ordenar a un Estado, en supervisión de cumplimiento de sentencia, no ejecutar una sentencia de un tribunal nacional”, detalló el TC.
Finalmente, poco antes de la 7 de la noche, con un balón de oxígeno, una mascarilla y a paso lento, Alberto Fujimori dejó el penal de Barbadillo, donde estuvo recluido los últimos años de su vida, cuando no se descompensaba e internaba en la Clínica Centenario.
Los primeros rostros en ver fueron los de sus hijos, Keiko y Kenji Fujimori, quienes estaban acompañados de Erika Muñoz (su cuñada) y del congresista Hector Ventura. Subió a una lujosa camioneta con destino a la casa de la excandidata presidencial, en San Borja.
