domingo, noviembre 24, 2024

La horrible semana de la aviación y marina rusas en la guerra con Ucrania

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Aunque la ofensiva ucraniana quedó atascada luego de algunos prometedores avances iniciales, los ataques estratégicos a la retaguardia de las fuerzas invasoras rusas han seguido progresando y causando duros daños.

Y es que mientras los rusos han seguido en su campaña de ataque a centros urbanos sin distinguir objetivos militares (los menos) de civiles, los ucranianos han asestado golpes demoledores.

La semana pasada, una nueva emboscada en contra de aviones de ataque rusos usando misiles antiaéreos Patriot culminó con el derribo de 3 cazabombarderos pesados Su-34 sobre la parte de la provincia de Kherson aún ocupada. El domingo, la antiaérea ucraniana derribó un cuarto Su-34 esta vez al este de Zaphorizhya y un caza Su-30 en las inmediaciones de Odessa.

Ayer, fue el turno de la golpeada flota del Mar Negro cuando un buque de asalto anfibio clase Ropucha, el «Novocherkassk», fue atacado y destruido en el puerto de Feodosia, en Crimea, donde resultaron dañadas además una serie de unidades menores, junto a las instalaciones portuarias. La unidad se encontraba transportando pertrechos militares como parte de los esfuerzos rusos por mantener abastecidas las defensas y el frente ante los problemas y falta de capacidad de hacerlo a través del puente de Kerch. También resultaron atacados almacenes en el puerto de Berdyansk, en el Mar de Azov.

Irónicamente el «Novocherkassk» había sobrevivido con daños al primer gran ataque ucraniano contra objetivos ocupados por los rusos justamente en Berdyansk, el 24 de marzo de 2022, habiendo sido reparado y devuelto al servicio, cumpliendo principalmente tareas de abastecimiento para Crimea y las fuerzas de ocupación rusas en el sur de Ucrania.

Cabe recordar que la flota rusa se retiró desde sus bases en Crimea en septiembre luego de una serie de devastadores ataques, dejando el área marítima occidental abierta, casi sin peligro, al tráfico comercial con los puertos ucranianos. A la pérdida, entre otras unidades, de un submarino en Sebastopol, se unió el bombardeo a los cuarteles de la base naval en la misma ciudad, obligando a la urgente partida de las unidades principales de la flota al puerto de Novorossiysk, en el este del Mar Negro, a gran distancia de las áreas de operaciones, entregando una victoria estratégica de primer orden a una Ucrania que virtualmente no cuenta con medios navales más allá de numerosos drones que han ido entrando progresivamente en servicio.

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