domingo, diciembre 22, 2024

Testimonio de 11: Estudiantes de Medicina en Cerrillos el Día del Golpe

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Por: Dr. Hernán Monasterio, Médico Psiquiatra, Magister en Bioética

La mañana del 11 de septiembre de 1973 trajo noticias conmovedoras. La Moneda estaba siendo atacada. Respondiendo a la conspiración de la derecha chilena y del gobierno imperialista de los Estados Unidos, las Fuerzas Armadas se levantaban contra el gobierno democrático de Salvador Allende.

Los estudiantes de Medicina de la Sede Central de la Universidad de Chile seguíamos con preocupación las noticias. Tanto en el Hospital San Borja como en el Hospital Arriarán nos reunimos en espontáneas asambleas para conversar acerca de los hechos que estaban ocurriendo. El Presidente Allende había muerto. Se nos informó que varias industrias estaban siendo atacadas por personal militar y que había muertos y heridos que necesitaban ayuda médica. Desde el Hospital San Borja se puso a disposición un vehículo para trasladar a médicos y estudiantes para asistir a los heridos. Es así como un grupo se trasladó al llamado “Cordón Cerrillos”, a la industria Cintac y otro a Carrocerías Franklin, donde se instalarían camillas de emergencia y se organizaría la atención sanitaria en coordinación con el consultorio de Maipú.

El traslado fue accidentado, interrumpido varias veces por patrullas policiales y militares a las que se les explicaba que el personal de salud necesitaba movilizarse a causa de la emergencia.

Yo formé parte del grupo que llegaría a la empresa Cintac, ubicada en la Avenida Cerrillos, donde nos encontramos con trabajadores de la empresa que habían concurrido a su lugar de trabajo. Muchos de ellos esperaban instrucciones de los dirigentes sindicales y políticos respecto de la conducta que debían asumir en esta situación. A pesar de que la línea telefónica aún funcionaba, no se lograba establecer contactos que permitieran una mayor organización para resistir el golpe de estado en marcha. No había armas en esa industria, solo trabajadores que observaban con dolor y temor como se desvanecía la esperanza de justicia y dignidad que parecían morir con el Presidente Allende.

La imposición del toque de queda nos obligó a quedarnos en ese lugar la noche del 11 de septiembre y la del 12. Fue una situación extremadamente difícil. Por momentos cundía el desconsuelo y algunos compañeros pugnaban por salir a la calle y enfrentar a las patrullas militares. Otros esperaban una reacción mayor de los partidarios del gobierno y esperaban con anhelo la intervención de militares leales a Allende. La asamblea de trabajadores y estudiantes analizaba los hechos y tras fuertes discusiones se decidió abandonar la fábrica el día 13 por la mañana.

El otro grupo de estudiantes que acudió a Carrocerias Franklin, fueron detenidos el día 11, conducidos a la Comisaría donde aclararon su participación en apoyo al Consultorio y se les permitió continuar. Más tarde, el Consultorio fue allanado y nuevamente fueron interrogados, aunque no detenidos. Abandonaron el lugar el día 12 de diciembre.

No hubo combates ni acciones de resistencia en esos lugares. Desde Cintac salimos caminando en dirección al centro. Unos metros más adelante, fuimos detenidos por personal de Carabineros que nos formó contra una muralla frente a un piquete armado con metralletas. El capitán a cargo señaló que tenía instrucciones de detener a cualquier persona que resultara sospechosa, para ser interrogados. Tras un momento de vacilación, nos dejó pasar. Siempre he pensado que ese oficial no quería tener sobre su conciencia la responsabilidad de trasladar a un centro de detención a un centenar de personas.

Nos despedimos de los compañeros de la empresa y seguimos adelante. Una nueva etapa de nuestras vidas se iniciaba en ese momento, la lucha para devolver al pueblo la soberanía arrebatada.

La Universidad de Chile, dirigida por militares, reprimió ampliamente a los estudiantes de izquierda. En la sede Central de la carrera de Medicina se realizaron sumarios que recogieron falsos testimonios de delatores, en un clima de irrespeto por los derechos humanos. Algunos fuimos expulsados, otros fueron suspendidos. La Universidad de Chile y la Facultad de Medicina siguen en deuda con los estudiantes sancionados.

A 50 años del golpe cruel y sanguinario recordamos a todos los que resistieron, a quiénes se mantuvieron organizados y que finalmente derrotaron a la dictadura. Los estudiantes de Medicina que concurrimos, cumpliendo un deber democrático y ético a las industrias de Cerrillos, hemos continuado haciendo nuestros aportes a la Salud Pública y al bienestar de los chilenos .

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