Este viernes, el presidente (s) de la Corte Suprema, Haroldo Brito, encabezó un nuevo juramento de abogados, oportunidad en que conmemoró el Día Internacional de la Democracia afirmando que: «Si no hay democracia sin derecho –esto es, sin reglas del juego–; no hay democracia sin abogados”,
“En una democracia, una de las actividades que envuelve prácticamente cada capa de la sociedad es la abogacía. Afirmación a la que ya en el siglo 19 reconocía Alexis de Tocqueville, pensador, jurista, político e historiador francés. Como se sabe, en una auténtica democracia el poder se ejerce a través del Estado de Derecho. Por tanto las reglas, derechos, medios de defensa y demás instituciones y categorías jurídicas, propias de un Estado democrático, otorgan a los abogados un parte imprescindible del sistema. Al punto que según se ha sostenido: “Si no hay democracia sin derecho –esto es, sin reglas del juego–; no hay democracia sin abogados”, dijo el presidente (s) Brito en la ceremonia donde juraron profesionales desde las Cortes de Apelaciones de Antofagasta, Valparaíso, Rancagua, Talca, Chillán, Coyhaique y desde la Corte Suprema.
Destacó que los abogados han tenido una influencia relevante, y muchas veces determinante, en la formación de las políticas públicas. Tan así, que en numerosos casos son los abogados quienes las diseñan o -en la mayoría de ocasiones- asesoran a quienes las definen. Asimismo, bajo su responsabilidad informan lo que se considera posible o prohibido y ayudan a interpretar el alcance de las permisiones y prohibiciones, y su compatibilidad o incompatibilidad con los «valores» más importantes del sistema jurídico, que en último caso son los más relevantes de la vida social y política de un Estado.
“Sin embargo, en mi criterio, el vínculo más relevante entre los abogados y la democracia está dado por el compromiso de ambos con los Derechos Humanos. Así como la democracia proporciona el entorno natural para la protección y realización efectiva de los derechos humanos; el ejercicio de la abogacía constituye el principal canal por el que estos derechos pueden ser exigidos”, destacó Brito.
La autoridad advirtió la necesidad de la gestión de los abogados en la defensa de la democracia: “Sin embargo, para que estas garantías se respeten, promuevan y defiendan, es decir, para que adquieran verdadera vigencia se requiere no sólo del compromiso de los Estados, sino también de abogados que las invoquen y/o utilicen en el ejercicio de sus funciones. Así entendido, este indisoluble vínculo entre los derechos humanos, la democracia y los abogados, implica que para estos últimos no toda forma de ejercer la profesión resulta aceptable. Sólo lo será aquella que promueva y respete el cuidado de las instituciones democráticas y la defensa de los derechos humanos”.
“La democracia se basa en la inclusión, la igualdad de trato y la participación, y es un elemento fundamental para la paz, el desarrollo sostenible y los derechos humanos”. Los exhorto por ello a ejercer su profesión, conscientes del rol fundamental que les cabe en el fortalecimiento de la democracia”, concluyó.
