El principal partido de la oposición sucoreana, el Partido Democrático (PD), ha anunciado que se ha puesto en contacto con los 88 países firmantes de la Convención de Londres para la protección de los océanos para denunciar el vertido de agua procedente de la central nuclear de Fukushima por parte de las autoridades japonesas.
El portavoz del PD Lee Jae Myung ha subrayado que el vertido de estas aguas supone una violación de la Convención, que prohíbe el vertido de residuos radiactivos al agua.
«La comunidad internacional debería intervenir para corregir la evidente violación por parte de Japón de las leyes internacionales», ha afirmado Lee en rueda de prensa desde la Asamblea Nacional surcoreana recogida por la agencia de noticias Yonhap.
La Convención de Londres entró en vigor en 1975 y busca controlar eficazmente la contaminación marina y evitar los vertidos de residuos y otros materiales que puedan ser perjudiciales. La cuestión de Fukushima se tratará previsiblemente en la reunión de firmantes de la convención prevista para el mes próximo bajo el auspicio de la Organización Marítima Internacional (OMI).
El PD ha anunciado también que enviará a representantes a organismos internacionales como el Comité de Derechos Humanos o el Organismo Internacional para la Energía Atómica. Además convocará conferencias con expertos de Estados Unidos, China y Japón.
El propio Lee inició el jueves una huelga de hambre indefinida en protesta por la decisión del gobernante Partido del Poder Popular de dejar de utilizar la expresión «agua contaminada» para emplear la de «agua contaminada tratada».
«Obligar a la gente a tener fe ciega en el agua nuclear contaminada es la propaganda más anticientífica y manipulativa. El PD, que tiene mayoría en la Asamblea Nacional, hará todo lo que pueda para garantizar la seguridad de la gente», ha afirmado.
Desde que tuvo lugar el terremoto y posterior tsunami en marzo de 2011, grandes cantidades de agua radiactiva se han ido acumulando en la planta, donde ha sido mezclada con agua de lluvia y de torrentes subterráneos.
El plan para liberar el agua contaminada –una vez ha sido tratada con éxito– se ha topado con la fuerte oposición de numerosos grupos, entre ellos pescadores de China y Corea del Sur, que temen por el futuro de sus negocios.
Cerca de 1,33 millones de toneladas de agua tratada ha sido almacenada en las instalaciones, que se encuentran casi al tope de su capacidad, según datos de la compañía que gestiona la central.