Caso Fundaciones podría escalar y generar una crisis política mayor con insospechadas consecuencias porque quien piense que sacará provecho o ventaja política está errado. Lo que se ventila hoy a raíz de “Democracia Viva (racha)”, no es algo nuevo porque  -pareciera ser- que la corrupción en todas sus formas, estados es como “el diablo se viste a la moda” y Chile ha sido “eufemístico” para abordar el tema y le ha faltado voluntad para extirparlo.

Así, este episodio de corrupción planificada –ya que se puede presumir que ha habido una planificación para usar al Estado a través de mecanismo legales como entregar recursos a las fundaciones y que no sería otra cosa que una manera espera de financiar la política-  es un escalón más en la descomposición del Aparato del Estado y de la República en su esencia, tal como lo define el académico Patricio Orellana en el artículo publicado en la Revista de Sociología de la U. de Chile N°21/2007: “Chile, un caso de corrupción oculta (…) el número de artículos sobre corrupción aparecidos en la prensa, mientras en el año 2001 se publicaron 1.717 artículos, en el año 2006 aparecieron 4.198”.

Orellana, en las páginas 259-260, bajo el subtítulo “la ideología de la corrupción”, describe: “En la realidad chilena se ha desarrollado una cultura de la corrupción, una de cuyas manifestaciones fue la llamada “ideología de la corrupción” que surgió cuando en el 2007, destacados líderes políticos (Schaulson del PPD, Martner del PS, y Boeninger del PDC) reconocieron que los partidos políticos de gobierno financiaban sus campañas con fondos fiscales, que a través de diversos procedimientos desviaban de sus objetivos sociales, para traspasarlos a las arcas partidarias o a sus bolsillos personales. Los casos más conocidos son los falsos proyectos (especialmente estudios) que son pagados como si se hubiesen realizado o triangulaciones consistentes en pagos a empresas privadas que en parte devuelven a los jerarcas de los ministerios o servicios para que se pagaran los sobresueldos o financiaran las mencionadas campañas”.

En su análisis, el profesor Orellana apunta a un dato clave en esta escalada de corruptela institucionalizada:

“El Presidente Lagos declaró que tendría una política muy decidida en contra de la corrupción y la caracterizó con la frase de sancionar “caiga quien caiga”. Pero en realidad, para enfrentar la crisis moral que significaba el descubrimiento de la corrupción generalizada en sobresueldos, honorarios, indemnizaciones a todo evento, etc., llegó a un acuerdo con el líder de la derecha, señor Longueira y se resolvió el problema dictando una ley que legalizó los actos de corrupción mencionados«.

En este contexto es necesario reproducir el siguiente subtítulo de la Pág.263:

Características de la corrupción

Hay varios factores que permiten que numerosos casos de corrupción queden cubiertos con un manto de opacidad que deja a los corruptos en la impunidad.

Aunque advertimos que esta lista no es taxativa: Algunos de estos factores o mecanismos son:

– La complejidad de las tramas,

– El transcurso del tiempo,

– El formalismo legal,

– La salida temporal de la escena,

– La irresponsabilidad jerárquica,

– La eliminación de testigos,

– Las maniobras de reestructuración,

– La falsificación de pruebas,

– La jurisprudencia voluble,

– La opacidad burocrática,

– La levedad de las sanciones,

– La premiación de los involucrados,

– La justificación moral,

– El acuerdo político, y,

– La legalización de la corrupción.

Estas formas de eludir la responsabilidad en los delitos de corrupción, generalmente se presentan combinadas en intrincadas relaciones y son utilizadas por la clase política en su conjunto, tanto por políticos de gobierno como de oposición, así como por la alta burocracia civil y militar; por los directivos de la administración central y también por los de las municipalidades y empresas estatales. Estos procedimientos se han utilizado durante la dictadura militar de la derecha así como durante el gobierno democrático.

Cada uno de estos mecanismos merece un análisis detallado, pero han sido explicitados en centenares de casos investigados por jueces y por los periodistas, forman parte del léxico de la corrupción y han sido estudiados por los investigadores preocupados de la ética pública.

La legalización de la corrupción, según Orellana, es “La prueba más fehaciente de la coincidencia oposición-gobierno en el tema de la corrupción fue el acuerdo Lagos-Longueira, que legalizó los actos corruptos. Según la ley, los sobresueldos (principal expresión de la corrupción) pasaron a ser legales. Es decir, una costumbre corrupta, fue purificada por la santificación legal aprobada por todo el sistema político, incluyendo gobierno y oposición. Además, el Director de Impuestos Internos, colocó la guinda de la torta, al declarar que esos sobresueldos no eran tributables, lo que significa un ingreso neto adicional para los altos directivos”.

Veremos como el Presidente Boric, que a diferencia de Lagos, no cuenta con una oposición muy amigable y un oficialismo carcomido por el canibalismo enfermizo por el poder.

revise acá el análisis completo de Patricio Orellana: