El gobernador de Antofagasta, Ricardo Díaz, aseguró que el paro de actividades realizada por la ciudadanía en Calama no es solamente por un tema de seguridad, luego de los violentos episodios ocurridos esta semana, sino que también dar cuenta del abandono que el Estado ha tenido hacia esta nortina ciudad.
En conversación con radio Cooperativa, la autoridad regional señaló que el “paro no es solamente de seguridad; es un tema del abandono del estado de Chile respecto a Calama”.
“Desde el gobierno regional, a nosotros nos ha interesado hacer venir al nivel central a dar explicaciones a Calama, y ahí logramos que estuviera Monsalve dando cuenta de toda una nueva estrategia que significa mayor cantidad de efectivos de Carabineros, un escuadrón especial de la PDI para investigar delitos violentos, y un nuevo fiscal. Va a significar también para el gobierno regional comprar más vehículos policiales e instalar un nuevo cuartel”, explicó.
Díaz sostuvo que no basta con medidas solamente para el control del crimen, sino que “Calama hace años que requiere una inversión más eficaz en escuelas, las condiciones son precarias, hay que instalar sistemas de seguridad, la luminosidad es demasiado oscura, los accesos, mejorar pavimentación y áreas verdes, recuperar los espacios para las familias y quitárselos al crimen. Son un conjunto de medidas que tienen que apuntar a un rol más preventivo del Estado y no solamente a un rol reactivo”.
Asimismo, sostuvo que si bien la respuesta del Gobierno en el tema de seguridad ha sido buena, es una “reacción tardía, porque no se mira al norte con la misma eficacia que muchas veces se mira al sur o al centro”.
En esa línea, el gobernador pidió que el plan Calles sin Violencia se inicie en Calama, que “empiece el lunes, inmediatamente, porque lo que cuestiona hoy la ciudadanía es que no se le da seguridad”.
“Se tiene que dar celeridad, respuesta inmediata, acciones inmediatas y concretas. Si no, se va a volver a levantar una molestia que viene de hace años”, precisó.
Finalmente, Díaz dijo que “todo el proceso migratorio que se está viviendo en Santiago lo vivimos ya hace dos años. Y ahora se están preocupando porque les reventó. Si fueran de una perspectiva más proactiva, si el centralismo entendiera que lo que pasa en el norte indudablemente pasará en el sur, esto cambiaría. Somos zonas fronterizas, y lo que empieza acá, termina allá”.