Cámaras térmicas, sistemas de vídeo seguimiento que advierten temperaturas fuera del límite, drones de recorrido aéreo y sistemas de aspiración que toman muestras automáticas permanentes, están cambiando la forma de enfrentar estas catástrofes.
Cada año, Chile se enfrenta al devastador escenario que imponen los incendios, con enormes impactos en entornos naturales, viviendas e incluso vidas humanas. Si bien el número de episodios se ha mantenido relativamente estable, estos cada vez afectan a una superficie mayor, debido fundamentalmente a los efectos del cambio climático, el aumento de las temperaturas y la ausencia de lluvias. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística de Chile (INE), entre 1980 y 2010 se registraron en Chile un promedio anual de 53.000 hectáreas quemadas, mientras que en las últimas 10 temporadas estivales esa cifra se situó en más de 121.000.
En este contexto, la búsqueda de soluciones que permitan revertir estas contingencias está al centro del debate y, en eso, la tecnología juega un rol clave. Cristian Bustamante, Director Comercial Regional de Convergint Technologies, integrador de soluciones especializado en este ámbito, asegura que hoy existen múltiples innovaciones que apuntan a detectar a tiempo estos focos y ser más efectivos en su control. “Las cámaras térmicas que captan eventuales focos de fuego en grandes territorios, los radares termales que escanean superficies en su línea de vista, sistemas que tienen incorporado video seguimiento a los objetos que advierten ante la presencia de temperaturas fuera del límite establecido y drones de recorrido aéreo autónomo programable o manejado remotamente, para obtener imágenes y mediciones termales donde la visibilidad o señal no son capaces de hacerlo, son sólo algunos ejemplos de cómo está cambiando el paradigma de prevención y los mecanismos de control”.
Desde la industria consideran que cada vez hay mayor conciencia de la relevancia de invertir en estas materias para evitar los impactos negativos que puede implicar un incendio. Una solución potente, y que se está instaurando con más fuerza, es la detección por aspiración y sensibilidad programable. “En ella, el sistema de aspiración toma de forma constante una muestra a través de una pequeña bomba de succión, la cual se somete a parámetros de comparación previamente programados para determinar si está contaminada y representa un evento de alarma. Así, es capaz de detectarlos en etapas muy incipientes”, explica Bustamante.
Otro buen ejemplo son los detectores térmicos, que captan el incremento de temperaturas al interior de un recinto y se conectan con un panel de control a través de un lazo de comunicaciones. “Pueden ser análogos, convencionales direccionables o inteligentes. En el último caso, es más potente pues permite identificar a través de un mapeo su ubicación exacta y entrega datos que anticipan la condición de alarma”, precisa el ejecutivo.
Sobre el estado de estos avances en el país, los expertos aseguran que a nivel de protección de inmuebles Chile si cuenta con estándares internacionales en construcciones de tipo residencial, comercial, corporativas e industriales. “En general la normativa clasifica las superficies por tamaño y riesgo inflamable, y ya no sólo en materia de detección y extinción, sino también de manera predictiva, utilizando múltiples sistemas como radares, cámaras térmicas y drones, entre otros”.
