· Se trata de una medida irreversible y muchos tendrán que endosar este cobro a sus clientes.
· Experto muestra cuáles son los principales riesgos de esta medida, que hoy están sorteando los pequeños empresarios y llama a asesorarse para prevenir.
El 1 de enero comenzó la vigencia de las modificaciones introducidas a la normativa del IVA, por la Ley 21.420, que estableció la aplicación del impuesto a todos los servicios prestados por contribuyentes de primera categoría, quedando exentos los de transporte de pasajeros, prestaciones ambulatorias médicas, entre otras excepciones.
Y a pesar de ser una normativa anunciada desde el gobierno anterior, hubo presión por parte de las Pymes para poder postergarla, considerando el perjuicio que podría causar al sector, considerando que, ya sea los emprendedores o sus clientes deberán cubrir este costo, y eso podría llevar a algunos incluso a la quiebra, o a la disminución en la contratación de mano de obra.
También hay quienes aseguran, que podría significar un impulso al crecimiento del comercio informal, puesto que muchos profesionales y empresas que prestan servicios se verán tentados a trabajar sin justificar los pagos recibidos, como una forma de evitar la cancelación del IVA.
“Debemos considerar que la reorganización de una empresa de servicios que hasta este año estaba exenta del pago de IVA, implicará un costo no menor para ésta, lo que puede paralizar sus planes de desarrollo y crecimiento; más aún, tomando en cuenta la crisis económica que continúa en el país. Muchas Pymes como servicios de banquetería, eventos, profesionales del área de estética, entre otros deberán aumentar sus precios y traspasar este costo a los consumidores finales”, Ana María Betanzo, Jefa Nacional de especialidad Escuela de Negocios de AIEP.
Hasta el momento más de 122 mil pymes se verán afectadas, lo que representa un 88% de este tipo de empresas en el país.
Hoy los mayores riesgos son:
1. Tendrán una disminución importante del capital de trabajo, para hacer frente a este nuevo tributo.
2. Enfrentarán problemas de liquidez, considerando que muchas pymes reciben pagos a 30, 60 o hasta 90 días por sus servicios y el IVA se paga mensualmente.
3. En el corto plazo, deberán traspasar el costo al consumidor final, para de esta forma poder costear un impuesto de casi un 20%, lo que podría llevarlos a perder clientes.
4. A diferencia de otras empresas, las de servicios no disponen de IVA crédito para descontar, ya que sus gastos son mayoritariamente en sueldos de personas y no en insumos o materias primas, por lo que el impuesto a pagar podría ser incluso mayor que para otro tipo de negocio.
5. El 19% se termina pagando prácticamente sobre la totalidad de las ventas, lo que es altamente agresivo para sus finanzas.
“Las alternativas para enfrentar este cambio no son muchas. Deberán estudiar y asesorarse muy bien en cada paso que den desde ahora en adelante, procurar registrar todos los gastos para poder descontar impuestos, hablar con sus clientes para llegar a acuerdos, evitar endeudarse para no entrar en un espiral del que no puedan salir y evitar, por el momento, nuevas contrataciones, para de esta forma aumentar las ganancias, antes de realizar cualquier nueva inversión”, Betanzo.
