Las fiestas de fin año pueden ser una temporada de alegría y añoranza, pero para muchas personas se transforma en un periodo de estrés del cual poco se habla. Las múltiples actividades que trae el fin de año pueden resultar abrumadoras, siendo complejo coordinar los diversos eventos con el gasto económico que significa. A esto se suma la vorágine de emociones que generan, encontrándonos con personas que pueden tener un impacto negativo en nuestra salud mental con motivo de dichas celebraciones.
Las actividades y festividades se pueden transformar en foco de estrés por las exigencias, tanto personales como sociales, analiza Francisca Cifuentes, académica de la Escuela de Psicología de Universidad de Las Américas. “Estas fechas son complejas y como profesionales que atendemos usuarios estamos atentos a las señales que puedan presentar”.
En este contexto, según la experta hay varias acciones que se pueden realizar para contrarrestar el estrés y la depresión que genera el término de año. Una investigación realizada por The Journal of Environmental Psychology, plantea que decorar los espacios con motivo de las fiestas ayuda a disminuir el estrés y la ansiedad, sintiéndose más felices. “En estas fechas hay que buscar hacer cosas que sean gratificantes para nosotros. Para algunas personas esto significa vivir el espíritu de las fiestas decorando su hogar, cambiando el espacio donde habitan a diario al incorporar elementos que los hagan sentir a gusto. Estas decoraciones navideñas evocan recuerdos alegres y pueden aumentar las ganas de ser sociable y amable”.
Sin embargo, es importante recordar que lo anterior puede no ser así para todo el mundo. Cada persona tiene su propio proceso y es importante poder identificar qué los hace sentir bien y ayuda a enfrentar épocas más estresantes y ajetreadas.
En esta línea la profesional de UDLA entrega recomendaciones para afrontar la ansiedad de fin de año. “Algunas estrategias importantes son activar las redes de apoyo, recurrir a amistades, familiares o profesionales de la salud para prevenir un posible desbordamiento emocional, tener expectativas realistas respecto del fin de año al considerar cuales son las posibilidades reales, hacer un balance del año, con las cosas agradables que vivimos, las que esperamos cambiar y evitar la soledad”.
Francisca Cifuentes recuerda que la mayoría de los trastornos emocionales provocados por el término de año se acrecientan con el bombardeo mediático, donde destacan las imágenes y situaciones felices de forma exagerada, haciendo que las personas cuestionen la calidad de sus propias relaciones. “La muestra constante de momentos felices de otros muchas veces puede servir como un recordatorio doloroso de amor y dicha que puede estar ausente en nuestras propias vidas”, finaliza.
