El acuerdo alcanzado este lunes 12 de diciembre para iniciar el nuevo proceso constitucional, deja un reguero de «heridos» en el camino que se inició tras la derrota de la nueva constitución rechazada el 4 de septiembre pasado, en esta historia de tironeos, enojos, rabietas y toda clase de negociaciones de pasillo, se impuso un concepto muy manoseado en Chile como es el entronizamiento de los llamados «EXPERTOS», como si fueran los mismísimos enviados celestiales que solucionan todo y están por sobre todo en el país.
En este escenario surgieron los «Amarillos» como el gran «Caballo de Troya», comandados por el intelectual mercurial Cristián Warnken y que tiene como soporte a ex DC, radicales y toda clase de renegados políticos que se unieron a este partido en formación y que ha servido de ariete principal para la centroderecha, dicen sus detractores, pero su influecia es mucho más que esa caricatura. Así, Amarillos, -para muchos- es la fuerza de choque inteligentemente usada por la centro derecha para imponer sus condiciones en un proceso constituyente que sigue alejado de la ciudadanía, pero es mucho más que eso, es el cable a tierra con el poder real del país, ese poder que no necesariamente esta representado en el cuestionado Congreso.
Así este «Acuerdo por Chile» sigue siendo el resultado de una cocina de autor: Los Amarillos.
Lo que deja, además, este acuerdo, es que los grandes acuerdos en Chile son trabajados, orientados, delineados y ejecutados desde los reales poderes facticos el país, esos que no están papeletas ni el manoseado concepto de «democracia total», sino de quienes tienen más visión de futuro del país y que están por sobre las luchas bizantinas entre izquierda y derecha que solo dejan todo a medias. Así la gracia de los «Amarillos» más allá de la críticas, es su capacidad de lograr imponer una nueva forma de negociación política sin ser parte del poder estructural -no son ni partidos, ni ONG, ni tienen parlamentarios, porque el diputado que tienen es un renunciado a otro partido y por lo tanto no ha sido electo como amarillo-, por cierto los grandes derrotados son -nuevamente- el Gobierno y el oficialismo que tuvieron que firmar el acuerdo de ayer a pesar que se oponían a la propuesta.
