“No me interesa la clase política vieja o nueva, ni formar parte de la élite corrupta. Mi pueblo es mi único patrón. Los sinmonea me pusieron en el Congreso para que impugne a los poderosos de turno, a la nueva élite, y no los deje vivir en paz ni tener privilegios. Eso hago”, con este mensaje la periodista y diputada Pamela Jiles, enciende los ánimos en la previa al 18-O, pero las respuestas fueron no muy favorables a su declaración.
Ahora bien, las repuestas tuiteras no fueron muy «amables» y simplemente no le compran el discurso a la parlamentaria que lideró la campaña para los retiros de las AFP. Entre los comentarios, lo más suave que le espetan: «Tu necesidad de alumbrarte es precisamente porque careces de lo que dices, te has convertido en lo peor de la política nacional», «Te pusieron para presentar proyectos de ley que favorezcan al pueblo, no para andar tirando mierda en twitter con la plata de todos los chilenos», y otros comentarios que dan cuenta que los parlamentarios sea de donde sean son los peor evaluados por el aplausómetro, ese que no miden las encuestas.
La gente está hastiada de los congresistas porque ven que tardan décadas en sacar adelante leyes de interés ciudadano pero minutos en normas que los blindan o bien aumentan sus cortesanos privilegios factor que tuvo mucho que ver en el estallido del 18 de octubre de 2019 y ahora esa misma ciudadanía ve que el Congreso en su conjunto está cocinando a fuego lentísimo un proceso constituyente que no genera confianza.