En forma unánime, el Consejo de Banco Central acordó este miércoles aumentar la tasa de interés de política monetaria en 50 puntos base y fijarla en 11,25%, indicando que con esta cifra se ha llegado al nivel máximo del ciclo que se inició en julio de 2021.
El instituto emisor señala que las perspectivas de crecimiento mundial y las condiciones financieras internacionales se han deteriorado. La inflación mundial ha seguido dando señales de mayor persistencia, los bancos centrales han continuado elevando sus tasas de referencia y las expectativas de mercado apuntan a un prolongado ajuste monetario en las economías desarrolladas.
Asimismo, sostiene que los mercados financieros globales mantienen elevados niveles de volatilidad, el dólar ha continuado fortaleciéndose a nivel mundial, los mercados bursátiles han disminuido y las tasas de interés de largo plazo han aumentado. Los precios de las materias primas han mostrado vaivenes. En los días previos a la Reunión de Política Monetaria, el precio del barril de petróleo se ubicó en torno a US$90 y el de la libra de cobre cercano a US$3,5.
El Central indica que en septiembre, la inflación total llegó a 13,7% anual, disminuyendo levemente respecto del registro de agosto. La inflación subyacente, en cambio, aumentó hasta 11,1% anual. Respecto del IPoM, la inflación acumulada en los últimos dos meses ha sido superior a lo previsto, principalmente por el mayor aumento de los precios de algunos alimentos. Las expectativas de inflación a dos años plazo continúan por sobre 3%.
“El Consejo estima que la TPM ha llegado al nivel máximo del ciclo iniciado en julio de 2021 y que se mantendrá en este valor por el tiempo necesario para asegurar la convergencia de la inflación a la meta en el horizonte de política de dos años”, precisa.
Además, menciona que los riesgos del escenario macroeconómico son elevados y sus implicancias de corto y mediano plazo deben ser evaluadas cuidadosamente, por lo que estará atento al desarrollo de estos eventos y reafirma su compromiso de conducir la política monetaria con flexibilidad, de manera que la inflación proyectada se ubique en 3% en el horizonte de política.