sábado, abril 20, 2024

Caso Cariola y el valor de la palabra empeñada: ¿Se puede confiar en la palabra de un político o de un parlamentario?

El no cumplir lo comprometido por parte de autoridades electas y eso le hace más a Chile le hace mal a Chile y aumenta la grieta entre la ciudadanía y el Congreso que se torna poco serio y poco confiable.

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La presidencia de la Cámara de Diputados se ha transformado en un caso de análisis, no porque la testera pudiera quedar en manos de una «comunista comeguaguas», cosa que hace que la peor de las pesadillas atormente a las frágiles cabecitas de Sus Graciosas Señorías, los diputados que ahora están desconociendo el acuerdo tomado el año pasado, cuando -bajo palabra de honor imaginamos- acordaron en marzo de este año que la presidencia de la Corporación quedaría en manos de la diputada Karol Cariola, lo que parecer no ocurrirá porque es comunista así de simple, y cualquier otro argumento es simple charlatanería, porque la verdad es que Chile es un país profundamente anticomunista y profundamente conservador.

Pero, más allá de que la presidencia quede o no en manos de una «comunista» o de un «fascita», el tema de fondo es la confianza, y el valor de la palabra empeñada, lo que en chileno fácil y sin rodeos se debe cumplir. Lo ocurrido en la Cámara vuelve a instalar la desconfianza en la mal llamada clase política, porque no son capaces de respetar lo que acuerdan, no son capaces de mantener la palabra -es decir el honor- en lo firmado, así las cosas esta gente que llegó al poder parlamentario con millonarios sueldos y privilegios cortesanos se transforman en parias porque no son confiables, debido a que no cumplen lo comprometido.

En este show irrumpe el PDG (Partido de la Gente de Parisi) que a través de su diputado Roberto Arroyo plantea que una presidencia del PC “no puede tener el apoyo mayoritario ni de la gente”, considerando los resultados del plebiscito de salida en septiembre pasado: “Por eso es que hoy queremos presentar la votación digital, para que sea la gente la que decida este tema complejo detrás de nosotros. En caso de no apoyar a Cariola, significa que podríamos perder las comisiones, pero estoy dispuesto a perder para que sea la gente la que se manifieste”, anunció el diputado del partido del aplausómetro de las RRSS y que se se ha transformado en el sustituto o sucedáneo de la minimimini Democracia Cristiana. Pero lo relevante de la posición del PDG es justamente su anticomunismo que queda de manifiesto en su posteo.

Pero, en este contexto, la ministra vocera de Gobierno, la comunista Camila Vallejo plantea una verdad que abre esta nota: “La palabra empeñada tiene que tener un valor”, y este es el fondo del problema, porque -de lo contrario- la palabra de los parlamentario y políticos no valen nada ya que une día pactan y ponen su palabra de honor pero después reniegan de ello, lo que que abre una compleja situación para el país y vuelven a resintalar la desconfianza en ellos, porque simplemente no cumplirán lo que afirman.

Y para enredar aún más el tema y acrecentar la crisis de confianza en ellos, el ahora ex presidente de la Cámara (que más bien parece camarilla como se comportan) el pepediano Raúl Soto se desmarca del acuerdo que establecía entregar la testera a Cariola señalando «No hay que cerrar la puerta a ninguna alternativa, quizás buscar un equilibrio entre la centro izquierda, la centro derecha democrática, puede ser también una salida viable. Vamos a seguir conversando en los próximos días y espero en mi rol de presidente en ejercicio de aquí al 7 de noviembre contribuir a ese acercamiento (…) el clima país es tan frágil, tan complejo, está todo tan revuelto, tan polarizado que no sería bueno que se genere, como advertí en su momento y parece que se está produciendo, una pugna de poder al interior de la Cámara para llegar a la testera de la Cámara de Diputados y Diputadas», sostiene Soto.

Pero Soto, haciéndose el «sueco» agrega: «Yo lo que he pedido es que tratemos de conversar, de ver las mejores salidas posibles, ojalá resguardar el espacio político del acuerdo administrativo hasta donde se pueda. Si eso no es posible, hay que actuar con sentido de realidad, abrir una nueva conversación con todos los actores políticos sin descartar ninguna posibilidad y tratar de llegar al mejor entendimiento, al mejor acuerdo político para dar garantía respecto de la estabilidad y gobernabilidad de la Cámara de Diputados”.

Más allá de las explicaciones que dan, si no se respeta la palabra empeñada y un acuerdo firmado de palabra entre todos los sectores de la Cámara, simplemente estamos en problemas y si estos señores -supuestamente HONORABLES- con este incumplimiento (uno más) se transforman en parias de la confianza, en guaripolas de los inconfiables y eso le hace más a Chile y sigue aumentando la grieta entre la ciudadanía y el Congreso que se torna poco serio y poco confiable.

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